Capítulo 3

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III

-Tienes que aceptar, Rossy -insistía la señora Gilbert mientras caminaba detrás de Rosally por la cocina en círculos.

-No lo haré -se apresura a contradecir Rosally.

Habían pasado tres días de que habíamos asistido al palacio y Normand había estado enviando cartas a Rosally, pero ella se negaba a contestarlas.

Olivia insistía en que las contestara, aunque sé muy bien que solo lo hace por el dinero con el que cuenta la familia de Normand.

-Estás siendo una malagradecida -le reprocha Olivia.

Rosally paró de caminar en círculos y se detuvo de inmediato, dio media vuelta para quedar en frente de su madre y se cruzó de brazos.

-No lo estoy siendo -aclaró-. Solo no me interesa Normand. Él está muy lejos de mis intereses.

-¿Y pretendes ignorarlo? Él nos puede dar una mejor vida, Rosally Gilbert.

-Diré que estoy enferma. ¡Eso es! -chilló, emocionada y volvió a caminar en circulos, ignorando a su madre-. Eva, envíale una carta a Normand, dile que estoy enferma y por eso no he podido responder a sus cartas.

-Tardará horas en llegar -musité.

-Entonces se la entregarás personalmente -caminó hasta una mesa situada en un rincón, sacó un papel, sumergió la pluma en la tinta y comenzó a escribir.

Olivia la miró, sin ánimos para seguir reprochándole.

Al terminar de escribir la carta la metió en un sobre y me la entregó para llevarla hasta Normand.

Tomé un carruaje y me dirigí a la vivienda de los señores Demondariz, al llegar bajé del carruaje y entregué las trunels.

Di unos golpes a la puerta que de inmediato fueron atendidos por Céline quien abrió la puerta, me miró con sorpresa por un largo segundo hasta que su expresión de confusión cambio por una amable sonrisa.

-¿Se encuentra Normand? -inquirí.

No podía simplemente llegar a invadir su morada.

-¡Elizabeth! Pasa, eres bienvenida -dijo, con voz suave.

Hice caso y me introduje en su hogar, sin tomarle importancia el que haya confundido mi nombre.

-¿Quieres algo de tomar, querida? -ofreció.

-Así estoy bien, gracias.

Di unos pasos hasta la sala, en la que no solo se encontraba Normand, también Nathaniel y Jeison.

-Majestad &me apresuré a decir en cuanto lo vi e hice una reverencia.

-Deja las formalidades -pidió, con una sonrisa afable.

-Que gusto volver a verla -habla Nathaniel.

-Lo mismo digo, Lord Demondariz -dije, echándole una rápida mirada.

-No hagan eso -pide Normand, bebiendo de su copa de vino-, hacen que me sienta incómodo.

El Juego Del ReyWhere stories live. Discover now