Capítulo 6

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"Si no recuerdas la más ligera locura que el amor te hizo caer, no has amado."

William Shakespeare.

VI

-¡Evangeline, apúrate! -chilló Yesenia.

Atravesé la sala de puntillas intentado no despertar a Louise. Una vez del otro lado, quedé frente a frente a Yesenia quien se dio media vuelta y, de manera sigilosa, abrió la puerta trasera. Salimos sin hacer ruido y cerró la puerta lo más despacio posible.

-Es mejor que comencemos a caminar -sugirió.

Nos pusimos en marcha hasta el palacio.

Yo no era de utilizar zapatillas, por lo que nos pues no estaban muy acostumbrados y a los pocos metros comencé a sentir cómo los pies comenzaban a dolerme.

Al llegar al palacio, la parte baja de mi vestido estaba llena de tierra al igual que mis zapatillas.

Al llegar al palacio de inmediato visualicé todos los carruajes que habían afuera de los que salían personas por doquier.

Nos adentramos en el palacio y dimos vuelta como todos en el gran salón principal que, a penas entramos, vi estaba repleto de personas, todas luciendo trajes y vestidos elegantes.

Nos hicimos paso entre las personas que pasaban de un lado a otro. Un joven pasó con una bandeja de copas que Yesenia no pasó desapercibidas y tomó una lo antes posible.

-No debería tomar tan pronto -le aconsejé.

-No pasará nada, solo serán una o dos -murmuró, tomando de un trago la copa antes de arrugar la nariz ante sentir el líquido pasar por su garganta.

Por alguna extraña razón, me sentía observada, como si alguien no apartara la vista de mí.

Miré en todas direcciones intentado buscar al culpable se hacerme sentir así, pero nadie me miraba. No a mí. Todos estaban concentrados conversando o bebiendo.

-¿Buscas a tu príncipe azul? -inquirió Yesenia.

-No, no yo...

-Damas y caballeros -voceó una voz masculina desde las escaleras-, con ustedes, su alteza, el príncipe Damián Lennox -finalizó, dejando ver a Damián bajando por las escaleras.

Al segundo se dejaron escuchar los gritos de la multitud, que, la mayoría, eran de jóvenes de aproximadamente mi edad o tal vez menos.

Nuevamente, me sentí vigilada, como un insecto siendo observado desde un telescopio.

Miré en todas direcciones, pero todos se encontraban contemplando al príncipe. Menos una persona. Una al fondo del salón que no quita su mirada de mí.

Lo miré por unos segundos al igual que él a mí, pero por más que lo veía no lograba descifrar quién era. No podía reconocer su rostro, no lograba saber si lo conocía de alguna parte y a eso se debía que no dejara de mirarme.

-Iré por otra -informó Yesenia, alejándose de mí en busca de otra copa

En tanto vi que el hombre que me miraba se acercaba a mí, desvié la mirada hacia otro lado.

-Disculpe -habló, cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí-, el príncipe está buscándola.

Intento disimular la sorpresa que me han causado sus palabras y el que el corazón se me haya detenido por un segundo para volver a latir ahora el doble.

El Juego Del ReyWhere stories live. Discover now