Capítulo 20

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XX

Elian

Había terminado la cacería. Se suponía que solo lo habiamos hecho porque el rey Henry es amante de salir a cazar, pero terminó siendo un castigo para mí al terminar en la capilla con esa pelirroja irritante por culpa del agua.

Antes de ir a la cacería me había encontrado con Erick, él había insistido en querer ir para conocer a la hija del poeta Jérémia Edevane, de inmediato se lo negué. ¿Quién quisiera pasar tiempo con esa pelirroja irritante? Está claro que el menor de los Prescotts no está bien de la cabeza. Siempre he pensado que sufrió un grave accidente de pequeño.

Aunque sé que es demaciado insistente cuando quiere algo, es por eso que lo he mandado a llamar.

La noche casi caía por completo, iba camino al comedor. Había estado en mi oficina hasta que las risas en el comedor dejaron de escucharse.


Cuando entré al comedor, estaba ahí Megan con un periódico en las manos. En cuento entré bajó el periódico.

-He visto a la pelirroja hablando con Henry antes de regresar -comenté.

-Espero no le hayas dicho nada imprudente.

-¿Qué clase de persona crees que soy para hacer algo así?

-Eres demaciado imprudente, Elian.

-Ella es una irritante, ¿sabías eso?

-Supongo que debe tener un parecido a Olivia después de pasar tantos años con ella.

-¿Celos?

-Estás diciendo incoherencias.

-Sí, como la vez que dije que Misael no se atrevería en dejar a Olivia por ti.

A penas terminé mi oración, pude sentir su dura mirada encima. Jamás había sido de sentir miedo por algo, mucho menos por alguien, pero Megan enojada, era algo de lo que se podía sentir la necesidad de huir lo antes posible.

-Iré a mi habitación -dije, alejándome a cortos pasos.

Cuando sentí mi espalda chocar contra la puerta, la abrí detrás de mí y corrí lo más que pude por los pasillos. En cuanto sentí los pasos de Megan tras de mí, subí las escaleras y seguí corriendo hasta llegar al ala oeste. Ya no escuchaba los pasos de Megan detrás de mí, pero aún podía sentir la adrenalina correr por mis venas. Abrí la puerta del ático lo antes posible.

Solté el aire que había estado reteniendo y abrí los ojos. En la mesa frente a mí se encontraba la pelirroja con un libro en las manos.

En cuanto me vio se puso de pie, dejando el libro sobre la mesa. Tenía la mirada fija en mí sin expresión alguna.

-Creí haberte dicho no querer verte por el palacio -hablé.

-No me habría visto si no hubiera subido aquí.

-Puedo estar en cualquier parte de mi palacio si me apetece.

-No digo que no pueda, pero es curioso como está aquí justo después de que yo entrara.

-Espero no estés insinuando que vine aquí para encontrarme contigo.

Sería algo absurdo que estuviera pensando que estoy aquí por ella.

-Erick mencionó que no sueles salir de tu oficina.

Ese pequeño mentiroso había hablando con esa pelirroja.

El Juego Del ReyOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz