Capítulo diez

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Narra: Venus

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Narra: Venus.

—Debo irme—me despido de Lord y me voy a casa —. Gracias por la invitación.

—Cuando quieras podemos repetirlo —me sonríe y sé antes de darse la vuelta, dice—: Deberías hablar con el pastor, creo que él sabía mucho sobre Elizabeth.

—No creo que Elizabeth saliera con el pastor, tal vez solo confiaba en él.

—Las chicas que tienen problemas paternos lo hacen, ojalá me esté equivocando.

Asiento con la cabeza y me voy la vuelta, en dirección a la salida. Me abrazo a mí misma, tratando de disimular el frío que hace.

Una vez que estoy lejos del fastidio de la música le marcó a Vivian, la mejor amiga de Eli. Ruego porque responda pero no lo hace. Lo intentó dos veces más hasta que finalmente me rindo y le dejo un mensaje.

Venus: ¿Recuerdas si alguna vez Eli te hablo de un tal Lord Wist? Llámame cuando puedas.


Narra: HANS WIST

Me cruzo a Venus en el camino a casa. Mira su teléfono a cada rato, y su melena blanca se sacude a causa del viento. Voy frenando poco a poco el auto cerca de ella hasta que se da cuenta.

Me mira fijo con desconfianza. Bajo el vidrio y le digo:

—¿Se te hizo tarde para volver a casa?

—¿Perdona? —me pregunta.

—Súbete que te llevo a tu casa.

Frunce el ceño.

—No gracias, prefiero ser discreta.

—¿No quieres que te vean conmigo? —le pregunto, emitiendo una sonrisa.

—Sinceramente no.

—Eso podría decir yo. Nadie piensa que asesine a mi hermana.

Empieza a caminar más rápido, en silencio. Creo que se ofendió, hasta que se detiene y me pregunta:

—¿Tú también lo piensas?

—Si lo hiciera no te dejaría subir a mi coche.

—Pensé que Hans Wist no le temía a nada.

—A los asesinos no precisamente, a las loquitas —me mira de arriba abajo —... un poco.

—¿Ya conociste a una alguna vez?

—En este lugar a muchas —le digo —. Como tú también lo habrás hecho.

—¿Lo dices por Elizabeth?

—¿En todas tus conversaciones vas a nombrar a tu hermana? —le preguntó.

—¿Por qué te molesta?

—No me molesta, solo detesto que juegues al detective como lo haces con Lord, no te servirá.

Abré la puerta de mi coche y se sienta a mi lado. Se frota las manos, en un intento de calentarlas y se recuesta sobre el asiento.

—¿Por qué no? —desea saber.

—Es un mentiroso —afirmó —. Nada de lo que dice es cierto.

—¿Y como sé que tú no me estas mintiendo?

—Te puedo decir una verdad ahora mismo y me vas a creer.

—Sorpréndeme. —emite una sonrisa forzada.

Me acerco a ella y sus ojos grises me observan con curiosidad.

—Elizabeth más de una vez te vendió a unos de sus clientes.

—¿De que estas hablando?

—Que las hermanas Parker se vendían a hombres por plata.

Ella se ríe, piensa que yo también lo haré. Pero no es así, entonces se pone seria. Casi parece que va a llorar.

—¿Cómo se te ocurre decir eso?

—Dime que es mentira.

Pone las manos en la manija de la puerta.

—Estas equivocado —se pone nerviosa —. Abre la puerta, me quiero bajar.

—¿No dirás que es mentira? —espero que diga algo pero no sucede —.Creo que no soy el único mentiroso aquí.

—¿Te parece gracioso esto? —alza la voz —. Perdí a mi hermana y desde que te conocí no haces más sacar conclusiones sobre mí.

—Me darías lastima si realmente fueras la víctima en todo esto —le digo —. Pero ambos sabemos que no es así.

—Tú no sabes nada.

—¿Estás segura? —frunzo el ceño.

Ella no dice nada, simplemente cierra la puerta con fuerza y sigue caminando hasta su casa. No enciendo el auto hasta que ella entra a su casa.

¿Qué pasó con Elizabeth Parker?Where stories live. Discover now