Capítulo trece

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Narra: Venus

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Narra: Venus

A Elizabeth le gustaba venir al lago cuando estaba casi congelado y mojar sus pies. Decía que la ayudaba cuando tenía un mal día.

Me saco las botas y dejo que mis pies presencien el frío. Todo mi cuerpo se congela hasta no sentir absolutamente nada. No puedo dejar de pensar en Elizabeth, en las cosas que hacía o porque razón lo hacía.

Estoy dentro de un laberinto.

Escucho un ruido, me doy la vuelta, alerta y espero.

—Soy Hans.—alza sus manos—. ¿No pretendes hacerme daño o sí?

—¿Qué haces aquí?

−Buscándote.

—¿Y porqué?—le preguntó.

—De hecho sí hay una cosa que voy a pedirte —camina hacia mí—. Mia necesita una amiga, alguien que esté con ella.

—¿Y me seguiste para decirme eso?—frunzo el ceño—. Pensé que tú te estabas encargando de eso.

—Necesita a alguien que la quiera.

—¿Y tú no lo haces?

No responde.

—Bien... —finalizó—. Pero necesito que me des la llave de la oficina de tu padre.

Se ríe.

—¿Para que la quieres? —me pregunta.

—No importa.

Hans me toma del brazo con fuerza.

—Eres muy ilusa si piensas que te voy a dejar joder a mi familia, olvida lo que te pedí.

—No me importa joder a tu familia si puedo ayudar a la mía.

—Si tu padre, policía, todavía no arrestó a nadie es porque se atreve a hacerlo, y ¿con quien no se atrevería?—me sonríe—. con su familia.

—Todavía no sé sabe nada sobre su caso.

—Lo dudo —me dice él—. Creo que estás buscando en el lugar equivocado, mejor deberías empezar por la oficina de tu padre.

—¿Y qué te hace pensar que no lo hice?

—Tu tranquilidad.

—¿A qué te refieres?—preguntó.

—Fue un error venir —se da la vuelta, apunto de irse.

—Espera —lo llamó —.  Lo que dijiste el otro día sobre que Elizabeth me vendía a hombres por dinero, aceptaré lo que me pediste si me prometes que no se lo vas a decir a nadie.

Él me mira fijo con una sonrisa placentera, y a su vez, con lastima o asco. Tal vez así me miro yo misma. Camina hacia mí y entrelaza su mano contra la mía.

¿Qué pasó con Elizabeth Parker?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora