DESCONOCIDO

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Narra: Desconocido

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Narra: Desconocido

«¿En quién deberíamos confiar si todos mienten?».

Apago la radio y prendo un cigarrillo. Busco mi diario y pienso en qué puedo escribir hoy.

Me gusta hacerlo, escribir. También me gustan los libros y los crucigrama. A mi abuelo también le gustaban, él fue quién me enseño muchas cosas de las qué sé hoy. Él siempre creyó que era una buena persona, pero estaba equivocado. No lo soy. No sé si alguien realmente lo sea, pero sí sé qué hay personas buenas que dejan de serlo gracias a personas malas. Eso me paso a mí.

Eso le pasa a la mayoría de las personas. Solo qué algunos les gusta jugar a las buenas personas cuando no lo son. Me gusta qué la vida de los demás dependan únicamente de mí. Por primera vez en mi vida siento qué tengo el control de algo cuando lo hago. Me ayuda a no pensar en mi pasado.

Ahora tengo muchas cosas en qué pensar, como en ellas y en tenerlas conmigo para siempre.

El olor a mierda dan ganas de vomitar.

—¿Por qué no te ocupas? —le digo.

Ella se pone de pie, yéndose al baño.

—¿Vas a traerla a ella también? —dice Mia, sí, Mia —. ¿Enserio vas a secuestrar a Venus?

—¿Por qué supones eso?

—Por tus fotos en la pared.

—Me gusta tener la fotos de mis victimas cerca de mí.

—¿Venus fue tú victima? —su voz se suaviza —. Tendría que haberlo sabido, ella...

—¿Podrias hacer silencio? Necesito pensar.

—¿Cómo haces para que nadie se de cuenta de quién eres en verdad?

—Cómo lo hacen todos, fingiendo —le sonrió con una bella y retorcida sonrisa —. Como tú también lo hiciste.

—¿A caso te estas vengando de mí? ¿Por lo qué hice?

Comienzo a reírme a carcajadas, realmente me causa gracia.

—Esto no es por ti —respondo.

—¿Me vas a dejar ir entonces?

Ella me mira con los ojos cristalizados. Me acerco y acaricio su rostro, se hace a un lado y me pongo nervioso.

La observo con detenimiento, me gusta hacerlo.

—No te lo mereces.

—¡Asesináme! —grita —. Por favor, si tienes algo de empatía no me dejes morir así. Tengo hambre y estoy cansada...

—Si tuviera empatía no estarías aquí.

Ella llora.

—¿Como una persona puede volver así de cruel?

—Podrías responderte tú misma a esa pregunta —me siento delante de ella, comienzo a abrir un paquete de galletas —. Un padre pedófilo, una madre fría... un accidente qué lo cambio todo. No creo que toda tu miserable vida haya sido así, seguro tenias una familia que se amaba. Seguro algo se rompió en medio.

—¿Y qué te paso a ti?

—Me gusta hablar de mis victimas, no de mí —mastico la  galleta con lentitud, ella me mira, deseosa.

Ella comienza a negar con la cabeza mientras pide a los gritos por ayuda.

—Ya sabes que nadie te va a escuchar aquí, te traje a un lugar muy lejos para eso mismo —le digo.

—¡Mátame! ¡Ya no lo soporto!

Me pongo de pie y agarro la pistola.

—Esta bien.

Le pongo la pistola justo en la frente, ella comienza a temblar sin ser consciente de su cuerpo y digo:

—Si realmente quieres morir voy a apretar el gatillo a la cuenta de tres a menos que me digas ''basta'' —susurro —. Uno...

Ella cierra los ojos.

—Dos...

Mia le da la mano a la persona que tiene al lado de ella.

—Tre...

—¡BASTA! POR FAVOR —me grita ella, poniéndose de pie —. No la asesines, te pido por favor.

Ella tenia algo qué podía pedirme lo qué fuera, menos su libertad, e iba a dárselo. Por eso bajo el arma y Mia vuelve a respirar.

Agarro mi teléfono y salgo a caminar. Por alguna razón se me olvida cerrar la puerta con llave. Sigo caminando hasta qué escucho algo. Me doy la vuelta y la veo corriendo con las manos atadas.

Se escapó.

—Hija de puta... —susurro —. ¡Ven aquí!

Corro hacia ella tan fuerte como puedo, pero mi teléfono comienza a sonar. Necesito atender pero a la vez encargarme de ella.

Corro con teléfono en la mano, perdiéndola de vista pero nunca dejo de correr.

Agacho mi cabeza para ver quién me llama. Es la policía

¿Qué pasó con Elizabeth Parker?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora