¿Qué pasó con Elizabeth Parker?

Capítulo cincuenta y uno

Narra: VENUS

Me despierto por el olor a humo que hay, siento qué el aire queda atascado en mi garganta. Toso e intento incorporarme sobre la silla pero me cuesta ver por el humo. Algo se esta incendiando.

—¿Hans? —grito, al escuchar una voz —.Hans...

Camino hacia el altar,y entonces, cuando veo sus ojos y su cabello rubio siento que vuelvo a respirar. Mi cuerpo deja de estar tenso.

—¿Elizabeht? —susurro.

No seria la primera vez que imagino verla, pero en cambio, esta vez ella sonríe y parece un ángel. Tan perfecta como la última vez que la vi.

—Esto no es verdad...

Sigue sin responder, parece no oírme.

Elizabeth se da la vuelta y dice:

—Ya no nos queda mucho tiempo —Su voz es dulce, tanto qué deseo nunca dejarla de escuchar —. Hay que irnos de aquí, lejos...

—¿A donde? No entiendo —Toso —. ¿Qué haces aquí?

—Debiste venir conmigo cuando te dije, ¿ahora me crees?

Asiento con la cabeza, automáticamente mis ojos se humedecen.

—Mia esta viva, no esta muy lejos de ti, de nosotras. —Emite una mueca —. Salvala.

—No puedo hacerlo.

—Ya no queda mucho tiempo, la siguiente eres tú.

Casi no puedo respirar, toso, agarrándome la garganta con ambas manos. Elizabeth camina hacia la puerta, la sigo desesperada.

—Tengo que irme —Ella inclina su cabeza hacia un lado y me sonríe —. Me gustaría qué lo hicieras conmigo pero todavía no puedes.

—¡No te vayas, por favor! —Rompo en llanto, desesperada —. Elizabeth, no vuelvas a dejarme. No sé cómo seguir sin ti.

Mis rodillas parecen perder su fuerza. Caigo.

—Salvala...

Con sus últimas palabras despierto del sueño, sintiéndome vacía y confundida. Una lagrima cae de mis mejillas. Miro a mi al rededor, deseando volver a verla. Todavía sigo en la iglesia, solo qué ahora es de noche y el pastor intenta ayudarme.

Él me habla, creo qué quiere saber por qué estoy aquí pero no tengo fuerzas para hablar. Parece llamar a alguien, esta preocupado por mí, y yo estoy preocupada por lo qué Hans hiciera con Maria.

Narra: Pastor

Le doy un vaso de agua, ella se incorpora y toca su garganta. A penas tiene unas marcas rojas.

—¿Quién te hizo eso? —le pregunto.

—Nadie que quisiera lastimarme realmente.

Me siento a su lado, es tan parecida a su hermana...

—¿Sabe como puedo comunicarme con Hans? Lo estoy llamando pero no responde, creo que va a cometer un error.

—¿Por qué piensas eso? —le pregunto.

—¿Le puedo confesar algo pastor?

—Dime...

—Por un momento creí que la única solución a mi dolor era lastimar a la persona que me lo había generado, si no me detenía iba a hacerlo...

—¿Y sigues pensando que esa es la solución?

—No lo sé —dice ella.

—Te entiendo —La miro —. Yo también alguna vez hice cosas que no debía y fui castigado por eso.

Venus me mira, parece sorprendida ante mis palabras.

—Si me lo permites te confesare algo... —susurro —. Una vez vino a confesarse una jovencita a la iglesia, me dijo que alguien quería hacerle daño y no fui capaz de protegerla. Ella hoy esta muerta y todavía me pesa la culpa.

Los ojos de Venus se cristalizan.

—¿Era Elizabeth, verdad? —me pregunta.

Asiento con la cabeza e intento sostener su mano pero ella se aleja.

—No pude ayudarla pero puedo hacerlo contigo, solo así Dios perdonara mis pecados. Elizabeth era muy linda y dulce, yo no...

—¿Ustedes le hizo daño?

Niego con la cabeza, desesperado.

—Ella venia seguido a confesarse pero siempre fui profesional con ella, solo una vez me confundí, solo esa vez...

—¡¿Qué le hiciste?! —Venus se pone de pie, alterada.

Trato de acercarme pero me aleja. Saca su teléfono cuando comienza a sonar y frunce el ceño cuando se lo lleva al la oreja. La miro, impaciente porque suele el teléfono.

—¿Cómo que Maria esta muerta? —susurra y se va con apuro.

NOTA DE AUTORA: ¿Que opinión tienen del pastor? Ese hombre es muy raro, por algo Hans quiere irse del pueblo...