Capítulo quince

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Narra: Venus

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Narra: Venus

Toco la puerta número nueve, Elizabeth decía que Andrus en las noches siempre estaba ahí y no se equivocó.

—Princesa...−se asombra al verme—. ¿En donde estuviste todo este tiempo?

—¿Puedo entrar? —le pregunto.

Me miro en el espejo una vez entró. Llevo unas medidas finas y un vestido corto, recogí mi cabello en una coleta alta y ajustada. Pinte mis ojos de color negro y mis labios rojos.

Andrus me observa de arriba abajo y se tira a la cama con un par de botellas de cerveza. Toda la habitación está desordenada.

—¿Necesitas dinero, verdad?—me pregunta—. ¿Por eso volviste?

—Te extrañaba un poco, a decir verdad.

—Las putas no extrañan a sus clientes.

—Debo ser una puta especial—le sonrió pero mi sonrisa desaparece cuando se acerca a mí.

—Desnúdate —me ordena con prepotencia.

Me desabrocho el vestido y me quito las medias.

—Me gustaría preguntarte algo antes...

Empiezo a ponerme nerviosa.

—No te pago para que me hagas preguntas.

—Te lo compensare, lo prometo—acaricio su bulto y sede—. ¿El cliente de la habitación ocho sigue estando ahí?

—¿Perdiste la memoria? Yo te conocí una vez que saliste de esa habitación.

—Lo recuerdo—miento —. Solo que perdí mi teléfono y quería saber sobre él.

Andrus me agarra de los muslos y comienza a besarme. Huele a cerveza.

—¿Recuerdas su nombre? —le pregunto.

Él da un paso hacia atrás, confundido y enojado.

—¿Qué mierda te pasa? ¿Estás drogada? —él me toma del cuello —. Ya deja de comportarte como una estúpida.

—Lo siento, lo siento.

Comienzo a llorar una vez que me quita por completo la ropa y empieza a hacerme el amor. Trato de hacer las cosas que Elizabeth me enseño pero mi mente divaga.

Una vez termina, él gime con asquerosidad y se va al baño.

—¿Te quedarás más tiempo, verdad? —me grita desde el baño.

Le respondo que sí mientras me cambio con rapidez.

Escucho que enciende la ducha así que guardo todas mis cosas en mi bolsa y busco con la mirada sus pertenencias. De la mesa de luz encuentro su teléfono, con las manos temblorosas lo enciendo. No lleva patron de seguridad así que ingresó con facilidad. No tengo mucho tiempo hasta que salga.

Abro su lista de contactos y busco el nombre de mi hermana hasta que finalmente encuentro su chat, deslizó hacia la primera vez que hablaron.

17 de julio de 2023:

Elizabeth: Hola, Soy Eli. La chica que conociste en el motel.

Andrus: Me da mucho gusto que hayas decidido hablarme, ¿esta noche podemos vernos?

Elizabeth: Me encantaría pero tengo otro cliente esta noche.

Andrus: ¿Hace mucho trabajas para el de la habitación ocho?

Elizabeth tarde en responderle unos cuantos minutos.

Elizabeth: Digamos que sí.

Andrus: La verdad es que me pareces una chica muy linda y madura. No veo la hora de tenerte en mi cama.

Siento unas ganas repugnante de vomitar.

Elizabeth: El sábado en la noche estoy libre, podemos vernos si quieres.

Andrus: Por supuesto, estaré contando los días.

Elizabeth: Esta bien, pero por favor necesito que seas discreto al mencionar mi nombre, o con los hombres que me veas en el motel.

Bajo los mensajes hasta dos semanas después de esa conversación y un mensaje que Elizabeth le envió me llama la atención.

Elizabeth: El hombre con el que me viste por primera vez no puede saber lo que estoy haciendo, si no te aseguro que nos matara a ambos.

—¿Estás ahí, preciosa? —me grita Andrus.

Dejó el teléfono sobre la cama y salgo de la habitación con el corazón acelerado y las manos temblando.

Corro en busca de la habitación número ocho, escucho que una puerta se abre así que bajó las escaleras con intención de esconderme.

El chico de seguridad me observa con detenimiento. Me acerco a él y le preguntó.

—¿Quería saber si la habitación número ocho está disponible?

Chequea en su computadora y responde:

—Sí, está disponible. ¿Quiere hacer una reservación?

—¿Entonces no hay nadie alquilando esa habitación?

—Le acabo de decir que no —responde —. Hace unos meses dejaron de alquilarla.

—No quiero comprometerlo, de verdad, pero ¿podría decirme su nombre?

—No puedo hacer eso, los nombres de los clientes son confidenciales.

Ambos nos damos vuelta al escuchar los gritos de Andrus desde arriba. El chico de la recepción intenta retenerme cuando Andrus dice haberle robado, salgo corriendo y en la puerta inesperadamente me encuentro con Hans.

¿Qué pasó con Elizabeth Parker?Where stories live. Discover now