Capítulo cincuenta y seis

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Narra: Venus

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Narra: Venus

23 de octubre (Día del asesinato de Elizabeth)

''Tienes el privilegio de parecerte a mí, úsalo.''

''Tienes que prometerme que antes de cambiar, vas a decírmelo. Es importante que lo hagas.''

¿Qué podría pasar si una noche no sé lo decía y me iba a dormir a su cama vestida como ella?

Me recuesto en su cama hasta quedarme dormida. Ni siquiera sé que hora es cuando me despierto, empiezo a sentir algo sobre mí. Me muevo, un poco entre dormida y a la vez sintiendo a alguien a mi lado. Tengo miedo de abrir los ojos por completo, dejo de respirar. Soy consciente de qué no estoy sola.

Abro un poco los ojos, veo sus manos, las manos de mi padre sobre mi cuerpo.

«¿Qué está haciendo?», pienso.

Me susurra algo, no exactamente a mí. Sino a Elizabeth, creyendo qué yo soy ella. Cierro los ojos con fuerza. Pero todavía siento sus manos sobre mí. Siento que se me revuelve el estomago.

—Ven a dormir, te estoy esperando −Sus manos se detienen cuando mi madre habla −. Por favor, déjala...

Él se incorpora y cierra la puerta de la habitación. Me quedo inmóvil unos cuantos segundos. Me tapo la boca y lloro desconsoladamente. Enciendo la bañera y me queda allí adentro hasta que escucho a Elizabeth llegar.

—¿Venus? —Toca la puerta del baño y entra —. ¡¿Qué sucede?! ¿Por qué estás llorando?

Trato de responder pero no encuentro las palabras. Siento vergüenza.

—¿Papá alguna vez te hizo algo?

—¿A qué te refieres? —me pregunta —. ¡Dios Venus, habla de una vez!

Rompo en llanto, desconsoladamente.

—¿Papá te toca? ¿Él abusa de ti?

Elizabeth se queda en silencio. Su rostro cambia por completo, puedo jurar que sus ojos me lo están diciendo todo pero quiero que lo diga.

Ella frunce el ceño y dice:

—¡¿Te volviste loca o qué? ¿Estás drogada?!

—Elizabeth...

Me toma de la mano, envolviéndome en una toalla.

—Olvídate de esas cosas, no vuelvas a repetir eso nunca ¿Entendiste? —dice, evitando qué yo vea su rostro preocupado —. Tú no escuchaste nada, no viste nada. Por qué eras yo. Jamás vuelvas a cambiar conmigo.

Me prometió que no debía preocuparme, que era solo un mal entendido. Me dio miles de razones para no pensar mal de mi padre.

''Solo quería despedirse de mí y estabas muy dormida.''

''Estabas soñando.''

''Él jamás nos haría daño.''

Deje de preocuparme por un rato pero cuando volvió a casa su expresión ya no era la misma. Parece nerviosa.

—¡¿Qué sucede, Elizabeht?! Estás demasiado extraña.

Ella se muerde las uñas, no es capaz de mirarme. Frunzo el ceño y me quedo observándola. Saca una hoja de su bolso, se acerca a mí y me la entrega. Tiene la firma de un doctor y el nombre del hospital Francés.

—¿Qué significa esto? —le preguntó —. ¿Estás embarazada?

Elizabeth comienza a llorar, desgarradoramente. Como si fuera peor de lo qué es. Como si su mundo se acabara por completo.

—¿Quién es el padre? —Insisto —. ¿Lo sabes al menos?

Alza su mirada y susurra:

—Nuestro padre.

—¿Cómo..? No, no entiendo...

Ella me mira durante unos segundos. Fijamente. Miro la hoja, con los ojos aguados y el corazón latiendo más fuerte de lo normal.

''Se ha extraído una muestra indirecta del tipo sangre y rastro de cabello para identificar el ADN del padre biológico del feto de quince semanas y el resultado muestra...''

Veo el nombre de mi padre sobre la hoja y otros datos.

Niego con la cabeza. La hoja se me cae de las manos. Me toco la garganta, me falta el aire.

Elizabeth se queda inmóvil, llorando.

—Acabo de enterarme, volví del medico recién —Me dice con los ojos hinchados. Sus rodillas se aflojan y cae rendida al piso —. ¡Lo siento, tanto!

Niego con la cabeza. Incomprendiendo sus palabras.

—Me lo prometiste, dijiste que no tenia que preocuparme por eso.

—Intentaba protegerte —Sus palabras se cortan con el llanto —. Voy a irme de aquí, lejos. Puedes acompañarme, nadie sabrá lo qué pasó y nos encargaremos de esto luego.

—¡¿Cómo puedes decir eso?! le grito a mi hermana. ¡¿Te volviste loca o qué?!

Los ojos grises de Elizabeth se humedecen pero intenta no quebrarse.

¿No me crees, verdad?

Mi cabeza da mil vueltas, siento que voy a vomitar.

¿Cómo? ¡¿Cómo puedo hacerlo?! —Todo mi cuerpo tiembla —. ¡Me dijiste que no pasaba nada!

Se acerca a mí furiosa, me acorrala contra la ventana y comienza a gritarme.

—¡Intentaba protegerte pero eres tan ingenua, Venus. Nunca te das cuenta de lo que pasa! —me grita —. Tú misma lo viste.

Le doy una cachetada con fuerza.

Intente ayudarte pero se ve que ya llegaste por completo a la locura —La empujo —. ¡Vete, vete de aquí. Todo esto es tu culpa!

Ella comienza a llorar mirándome fijamente con una mezcla de dolor y rabia.

''Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad'' —Me sonríe con melancolía y se va.

¿Y eso a qué viene? le grito pero ya esta lo suficiente lejos como para responderme.

Le dije a la policía que esa noche no vi nada sospechoso pero mentí. Por qué cuando baje las escaleras y encontré a mi hermana muerta, vi el maletín de mi padre sobre la mesa. Cuando antes de irse de casa no estaba allí. Pensé que había sido una alucinación mía, que la confesión de mi hermana me había confundido. Pero cuando vi el cuchillo cubierto de sangre me di cuenta qué había sido él, porque nadie más conocía donde guardaba aquel cuchillo de madera naranja.

Esa noche mis padre habían salido, pero él volvió a casa sin que nosotras nos demos cuenta. Dejo su maletín sobre la mesa y cuando Elizabeth bajo las escaleras la asesino.

«¿Por qué lo hizo?», me pregunto.

Antes de irse volvió a llevarse su maletín y escondió el arma homicida con una foto de ellos dos juntos.

NOTA DE AUTORA: Bueno...¿qué creen? ¿Se lo esperaban o no? Igualmente falta mucho por saber, seguro tienen muchas preguntas y cosas que no entienden pero en los próximos capítulos lo verán.

¿Qué pasó con Elizabeth Parker?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora