Conociéndonos

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Sabía que sería imposible cumplir esa promesa. Que era uno de esos juramentos, que se hicieron para romperse.

Pero ella quedó tan convencida de la idea que me juré intentarlo.

Al dia siguiente, la invité a almorzar a un restaurant.

Estaba tan animada. Se veía radiante. Me hablaba de un concurso al que había mandado uno de sus escritos. El premio, era trabajar en la sección de redacción de una de las revistas más prestigiosas de Baradeiro.

La felicité, y pedí un champagne para celebrar. Nos quedamos allí toda la tarde, lo que me sirvió para descubrir, que adoraba las pastas, y el jugo de frambuesa.

En la noche fuimos a bailar, junto a Dante y Ágatta.

Me maravilló lo bien que bailaba. Se movía con destreza en la pista.

No quisé quedarme atrás, y saqué a relucir mis dotes de bailarín.

- ¡Hasta que conozco tu secreto! ¡Bailas como un experto!

Bailamos salsa, tecno, bachata. Hasta que llegaron los lentos.

La tomé por la cintura, y la llevé al centro de la pista.

Tan cerca estábamos, que podía sentir su aroma, embriagante, dulce.

Tenía su rostro apoyado en mi cuello. Sus manos en mi espalda. El deseo me estaba consumiendo... Pero me contuve.

Esa y muchas veces.

Cada vez que la tenía tan cerca, y las ganas de besarla eran más fuertes que mi voluntad, recordaba la promesa. El solo hecho de pensar que la perdería, me detenía.

Así estuve tres semanas.

Soportando el calvario, de ir al cine a ver películas de terror, y aguantarme las ganas de abrazarla, de bañarnos juntos en la laguna, y no poder agarrarla a besos, o de esos paseos eternos por la arena, conteniendo mis ganas de darle la mano.

Una vez nos quedamos conversando hasta la madrugada en la laguna.

La noté distraída, triste.

- ¿Quieres hablar?

Suspiró.

- Creo que si...

Estuvimos un buen rato en silencio,hasta que se decidió a abrirme su corazón.

-Yo lo amaba mucho. ¿Sabes? Comenzó a decirme, con la voz quebrada.

Él era un hombre excepcional. 1 año, alcanzamos a estar juntos, pero yo me hubiese casado si él hubiera querido....

No la interrumpí. Entonces, continuó:

- Sabía que el final se acercaba, que tenía los boletos comprados... Pero me negaba a pensar que ese día llegaría... Hasta que llegó... La despedida, fue lo peor. Desperté una noche, esperando encontrarlo a mi lado, pegado a mi, y no estaba. En lugar de eso, una nota.

"No quise despertarte, para evitar la despedida. Sabes que odio las despedidas, y que será horrible estar lejos de ti, pero debo irme...te amo, no dudes nunca de eso."

Y se marchó. Dejando solo una nota.

Al poco tiempo, supe que ya salía con una doctora.

Quizás nunca me amó, o simplemente me olvidó, pero te puedo jurar, que yo lo quisé con toda el alma...

Estalló en llanto.

- Amanda, tienes que dejarlo ir y retomar tu vida. Estoy seguro de que te esperan muchas cosas buenas... Además, si hablamos de historias tristes, yo también tengo la mía....

Pero no quise decirle nada. La ví tan mal, que solo la abracé y me mantuve en silencio, mucho tiempo. Al rato la fui a dejar a su casa.

Hasta que mi paciencia se agotó.

Una tarde fui a buscarla a casa de Ágatta, y la encontré conversando con Román, el tipo del baile.

- ¡Pero guapa estás!  ¡Toda una diosa!

- ¡Que tal Rom! Siempre tan galán...

- ¿Estás ocupada en la noche? Vine a invitarte a cenar....

- Si que está ocupada... Ya la he invitado yo... Dije, mientras saludaba a Amanda.

- ¿Asi? Dijo Amanda riendo. Pues no me lo habías dicho...

- Era una sorpresa.... Sonreí.

- Pues ya ves, Román. Ya tengo planes. ¿Te apetece mañana?

- Perfecto. Paso por ti a las nueve.

- Excelente. ¿Nos vamos amigo? Me dijo picarona.

- Con gusto, amiga.

La llevé al "NothDam Palace"  uno de los restaurantes más lujosos de la ciudad. Especialista en pastas.

Le fascinó.

- Aunque podría haber sido uno menos costoso.. Mientras haya pastas en el menú, y tu compañía, por mi está bien.

Eso me dió el impulso para iniciar la conversación que quería.

- Amanda... No sé si pueda continuar con esto. Tú me interesas, y mucho.

Bajó la vista sin decir nada.

Tomé su mano.

- Esto, no tiene porque ser igual a tu pasado. Podemos intentarlo.

Entonces sacó su mano debajo de la mía, y susurró:

- Tú dijiste que también tenías una historia triste... ¿ Cuál es?

Hasta que llegó el momento de reabrir el pasado. Ese pasado oscuro, que juré nunca contárselo a nadie....

Pero también había jurado no enamorarme de nuevo.

Y ya lo estaba.

Ruleta RusaWhere stories live. Discover now