Oscuros secretos

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- ¿Gaspar? ¿ Estás bien? Si no quieres hablar...

- Esta bien, tú ya te abriste conmigo. Ahora me toca a mi.

Nací en Nueva Orleans, pero me crié en Santiago de Chile.

Mi madre murió cuando era niño, y crecí con unos tíos. Allá cursaba tercer año de Biología Marina.

Allí conocí a Donna. Me enamoré perdidamente de esa morena. Era guapa, talentosa.

Con mi padre, nunca nos llevamos bien. El era muy estricto, amargo.

Me mando donde mis tios, y la codicia, y el dinero, hicieron de él un monstruo.

Pero aún asi, decidi ir a verlo, porque me había llegado la noticia de que estaba enfermo.

Acompañado de Donna, viajé a Nueva Orleans.

Pero de enfermo, no tenía nada. Estaba involucrado en un lío judicial, y quería que atestiguará a su favor.

No lo hize, pero arrastró a Donna, quien se involucró más de lo que debía.

Atestiguó a su favor, y aunque descubrieron que mentía, mi papá se encargó de protegerla.

Más de lo necesario.

Entonces empecé a sospechar.

No quiso irse de Nueva Orleans, hasta un mes después. Insistía en aceptar las invitaciones de mi padre. En que nos alojaramos en su casa.... Hasta que.... Sentia un nudo en la garganta, pero continúe:

Los pillé en la cama. Cosa que ya me inmaginaba hace tiempo...

En resumen.. - Comenzaba a ver en Amanda, una mirada de lástima, que no queria- Ahora Donna, vive en Nueva Orleans, con mi padre. Supe que querian casarse. Donna no era ambiciosa, pero sus padres vivían muy mal. El dinero le debe haber venido muy bien....

Amanda me miraba horrorizada.

Tomó mi mano.

- Te lo conté, porque ya no aguantaba más... No sabes como odio hablar de esto.... No pude evitar las lágrimas.

- Sin duda, la tuya es más triste, y yo me quejo... Lo siento mucho... Dijo esto con un hilo de voz.

- No sientas lástima por mi, Amanda. No la merezco. Ya he sufrido bastante, como para que sientas pena por mí...

Me secó las lágrimas.

-Claro que no siento lástima por ti. Siento orgullo. Eres muy valiente. Por contarla, e intentar superarla, pero aún la quieres. Se nota. Hay dolor en tus palabras. Aunque la cuentes, como si no te afectara...

Eso no. ¿Querer a Donna, la amante de mi padre? Imposible.

-No. A la que quiero es a ti. Eso te lo puedo demostrar.

La levanté de la mesa.

- Si aún la quisiera.. ¿Te tomaría asi? La enrollé en mis brazos. ¿Te miraria asi? ¿Te besaria asi?

Y la estreché a mi pecho.

Y la besé suavemente. Mientras ella, enrollaba sus brazos en mi cuello. Fue un beso largo. Que se fue volviendo apasionado, e intenso.

- Te amo Amanda. Le dije con la respiración entrecortada, y el corazón que se me salia.

- ¿Hablas en serio? Susurró agitada.

- Nunca hablé tan en serio.

Y la seguí besando, a la vista de todo el restaurante, con locura, como si el tiempo se nos fuera a agotar.

Si hubiese sabido que esos momentos se acabarian tan rápido, no la hubiera soltado nunca. NUNCA.

Ruleta RusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora