El tiempo lo cura todo

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Siempre oí decir, que nunca es malo volver a empezar. Es difícil, claro. Sobre todo si amaste y perdiste tanto.
Porque yo amé, como nunca, y como una loca, y por ese mismo amor, perdí a lo que más quería en la vida. 

Mi hermano.

Baradeiro no volvió a ser lo mismo. Ese pueblo alegre y festivo, se volvió gris. Ya casi no teníamos turistas en verano, y ya no se hacían carnavales como antes.

Agatta y Dante, ya no se casarían. Pero tenían una hijo, que los uniría para siempre. 

Desde el escándalo de Damián, las cosas se habían puesto muy complicadas para todos. El acecho de los periodistas, las entradas y salidas de tribunales, las entrevistas, las fotos. Dejamos de ser la familia que éramos. Perdimos privacidad, dejamos de hablar, y para evitar la presión de los medios, nos refugiamos cada uno en su mundo. 

Habían noches que no lograba conciliar el sueño. Habían mañanas que sin pensarlo, le hablaba a mi hermano. " Hermanito, ¿Quieres que te lleve a tus clases?" Y después me encontraba de golpe con la realidad. Sola, hablando con fantasmas, no dejando ir -ni aceptando- lo inevitable.

Por Dante me había enterado, que Gaspar había estado preso, y luego, seguramente gracias a la influencia de su padre, había logrado el indulto (Esto es, que se le perdonara su crimen) por falta de pruebas.

Unos meses después de lo ocurrido, terminé mi carrera, no con los honores que quería, y que tenía antes, pero con trabajo en un periódico de modas, a una hora de Baradeiro. A veces, escribo columnas, entrevistas con iconos de la moda, o hago reportajes de turismo.
Realmente no puedo quejar.

Un año después de la tragedia, Jack, mi antiguo amor Londinense, regresó.

-Supe lo de tu hermano, preciosa. Por dios, deja que te cuide.

Volvimos a estar juntos, pusimos un restaurante al borde de la playa, y me había pedido la mano hace unos meses. La astilla de su huida, y de su engaño, había dejado de importarme con el tiempo. A decir verdad, ya no sabia que me importaba de verdad. Hace mucho tiempo nada me sorprendía, o me emocionaba. Sinceramente, no recordaba la ultima vez que me había reído con el corazón. Entre tantas sonrisas falsas, ante la mirada de gente que cree tener derecho a tenerte lastima, sin que se lo pidas, me acostumbré a fingir. Fingir delante de Jack, que lo amaba como antes. Fingir delante de mi madre, que todo seguía como antes.

Si alguien me viera, no tardaría mucho en darse cuenta  de lo infeliz que era. Y lo distinta de hace cinco o seis años. 

Camino por la playa, y aveces recuerdo a la Amanda de antes. Y lloro. Lloro mucho. Porque en cada uno de esos recuerdos, esta Gaspar.  Y luego abro los ojos, y me encuentro sola, o de la mano de Jack, caminando por los mismos lugares que me sacaban tantas sonrisas. Y me toma en sus brazos, y nos bañamos en el mar, y siento a Gaspar, lo veo, lo quiero encima de mi.  Aveces deseo volverlo a ver aunque sea por una vez.  

Recién supe que el tiempo lo había curado todo, cuando sentada junto a Jack, lo miré fijamente. Por fin, veía SU rostro. Sentía SUS manos. SU olor, SU cuerpo. Esa noche no desee decir "Gaspar", no desee no abrir los ojos, no despertar, y no poder ver su rostro. Esa noche, desee que Jack me tocara después de mucho tiempo. 

Esa noche, olvidé el rostro de Gaspar.

***Muchas gracias a todos los que han leído, o seguido mi historia. Iré subiendo capítulos más seguido. Queda poquito para terminarla. Perdonen las demoras. Si les gusta, recuerden votar! Es muy importante para mi***

GRACIAS!

Ruleta RusaWhere stories live. Discover now