Huésped

8 1 0
                                    

Ya van, aproximadamente, unos cuatro meses transcurridos desde aquél fatídico día en donde comenzó a desatarse el infierno en mi vida. Créanme, sé que puedo y tiendo a exagerar un poco las cosas pero el vocabulario humano no ha encontrado ninguna otra palabra que describa mi horrenda situación. Lo que me pasó hace dos meses atrás será una prueba irrefutable de que, hay cosas que ni las altas ciencias o las más extraordinarios filosofías puedan describir y saber acertadamente.

Mi casa está a veinte kilómetros afuera de la ciudad. Se encontraba perdida entre un mar de árboles; un bosque lúgubre y desolado que no hacia nada más que perder a los desafortunados que llegaban y no sabían marcharse. Compré esa casa humilde porque, tenía que conseguir un lugar en dónde vivir, que sea económico (y que no haya tenido que invertir mucho dinero en remodelaciones) y que puedo trasladarme teniendo una vista hermosa. Obviamente, conseguí esa casa.

La casa era increíblemente hermosa. Una casa de tres pisos con una fachada de miles de tejas compiladas entre sí. Color blanco; aunque muy desgastado con una cochera enorme que parecía más o menos un camino de cincuenta metros y un patio increíblemente grande con árboles enormes y arbustos hacia los lados. Tenía también un taller de herramientas al lado izquierdo y un rió más allá del patio que, más o menos, a unos cuántos kilómetros se perdía para encontrarse con el mar de Portugal. Por dentro, después de la puerta se encontraba, del lado derecho, la sala; con una chimenea grande que se perdía hacia la cocina. Del lado izquierda se encontraba la oficina principal, en donde podía hacer mi trabajo de escritor sin ser interrumpido. En el frente estaban las escaleras. Me dí un pequeño susto cuando al subir por las escaleras se escuchaba un crujido lúgubre que me hacía pensar que las escaleras no habían sido usadas en mucho tiempo; después de todo, pensé que terminarían rompiéndose y yo cayese para romperme un brazo o una pierna. En la parte de arriba eran 6 habitaciones, todas con un sentido de la madera un muy excesivo. Caminando por las escaleras más arriba me encontré con el ático, muy oscuro y tenebroso para mi gusto. Quien era experto, hubiese podido decir que la casa era del siglo XVII, pero se confundía también con el siglo IX.

Los propietarios anteriores no habían mencionado el terrible suceso que se apoderó de esa casa, cuatro años atrás. Un terrible asesinato en donde una secta satánica había masacrado, sí, masacrado a seis de sus miembros, cortándoles las manos y los pies y obligándolos a comérselos como viles caníbales. Ellos murieron desangrados. Como un completo escéptico y viniendo del seno de una familia generalizada al partido comunista y por obvias razones atea, pensé que no habría ninguna consecuencia en esto. Siempre fui un escéptico ante los hechos paranormales, infernales y teologales; de hecho, siempre rechacé toda idea de esta índole.

La mudanza fue un complejo suceso, ya que yo venía de la ciudad y, técnicamente vivíamos al otro lado de donde habíamos comprado la casa. Así que tuvimos que conseguir camiones extras para llevar toda la inmobiliaria hacia la nueva propiedad. Recuerdo que gasté más de lo que había planeado gastar esa tarde y nos tomó, cuatro o seis horas de camino, más o menos.

Una vez que ordené las cosas a mi gusto, en donde deseaba colocarlas, decidí ir hacia la tienda más cercana para comprar algo de mi cena. Nada codicioso si es que recordamos que no deseaba gastar más dinero del que yo tenía. Subí por las escaleras para apagar las luces de los cuartos que había prendido para hacerme compañía, y después bajé rodeando un poco algunas cajas que no había abierto todavía.

Encendí mi auto y manejé colina abajo para encontrar una tienda que se llamaba «Mark's Shop». Compré mi cena: unos panes, queso, lechuga, tomates y cebolla para prepararme unos deliciosos sándwiches. Encendí de nuevo mi auto y manejé de regreso a mi casa. Hubiese sido un transcurso normal de no ser porque cuando estacioné mi auto frente a mi casa, noté una fuente de luz muy tenue dentro de la casa. Después de colocar las llaves en la puerta y abrirla, me percaté de que todas las luces estaban encendidas; sin embargo, parecía que hubiesen estado encendidas por 3 días, ya que su luz no iluminaba muy bien.

creepypastas para no dormirWhere stories live. Discover now