⋆ Episodio 20┊ . 💫 ˚

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—¿Sabías que en el dos mil trece  un vagabundo de Oregon robó un banco por un dólar? Luego se sentó tranquilo y espero a que la policía lo arrestara para que pudiera recibir atención médica en prisión. Buena estrategia ¿no?

TaeHyung acompañaba a JungKook hacia su casa luego de ambos regresar del hospital. La fiebre había bajado pero tenía un fuerte resfriado que no dejaba al pelinegro apenas algún tiempo sin estornudar.

—Es la estrategia más estúpida que he oído en mi vida —La voz rasposa de JungKook se escuchó.

TaeHyung arrugó el entrecejo.

—¡Oh vamos! Si fuéramos pobres ni siquiera pensaría en tan genial manera de tener atención médica y comida.

Jeon lo meditó.

—Tal vez. Pero preferiría estar en un asilo que en una cárcel.

—¿Sabías que en mil novecientos noventa y cuatro un hombre vestido con una bata negra y una lanza fue arrestado por permanecer mirando a la ventana de un asilo de ancianos durante un día? Los ancianos empezaron a sentirse incómodos, ya que parecía el ángel de la muerte.

La risa de JungKook se escuchó a su lado.

—Vale, eso es una mala jugada.

El pelinegro buscó las llaves en su bolsillo para abrir la puerta y adentrarse, resguardándose del frío. Dejó el abrigo que lo cubría sobre el sofá y arrastrando los pies se fue a su habitación dejándose caer en la cama. En otra ocasión, cuando invitara a TaeHyung a su casa -la primera vez-, tal vez hubiera ordenado todo el desorden, pero ya se había topado con el desastre, así que debía asumir las consecuencias. No era un hombre de apariencias, era completamente honesto, y su honestidad se resumía a que no era la persona más organizada del mundo.

TaeHyung recogió su abrigo y fue detrás de él al cuarto dejando este sobre la silla del escritorio, negó con la cabeza y los labios apretados al ver al pelinegro ya acostado.

—La clinomanía es la tendencia exagerada a estar en la cama durante todo el día.

—Siento que hoy me estás regañando mucho ¿Sabes?

—Mmm, para nada. Apuesto a que has aprendido más conmigo que lo que aprendes en la escuela.

—Claro que sí. No te callas ni para tomar aire.

El comentario sonó ácido.

—¿Debería tomarlo como un cumplido? —Ajustó sus gafas con un gesto incómodo.

—Pudiese ser. —dijo JungKook, ahora sentándose en la cama—. ¿Debería de ser meticuloso también? Pues bien ¿Cómo está Jimin, TaeHyung?

El castaño tragó duro desviando la mirada de JungKook.

A pesar de que el Jeon sintió la pregunta con matiz venenoso en su paladar se sentía mejor saber que era imposible gustarle a Kim.

TaeHyung se sentó tosco en el borde de la cama y suspiró, empujando con su lengua el interior de su mejilla.

—¿Por qué este tipo de pregunta? Existen otras. Menos incómodas Jeon —Era la primera vez que su apellido sonaba a música para sus oídos

—Pues porque me dan la gana Tae.

—Cariño cambiemos de tema.

JungKook pasó la lengua por sus labios con un intenso cardio elevado.

¿Había escuchado bien?

—¿Cariño?

Las mejillas del otro se enrojecieron.

—Ugh~, se me fue. —dijo exasperado.

TaeHyung hacía lo posible por no conectar sus miradas. JungKook de cierta manera estaba molesto, y sumarle que aún estaba enfermo le revolvía más los nervios.

—Vale, esto es una completa molestia.

—¿El qué? —TaeHyung preguntó bajito. Sus grandes ojos está vez si se giraron a verle.

—El que me gustes. 

TaeHyung abrió tanto los ojos que parecía que saldrían de sus órbitas.

—¿E-Él qué? —tartamudeó.

JungKook se inclinó, atrapando entre sus labios con delicadeza el labio inferior de TaeHyung, quien no dejó de mirar al pelinegro en ningún momento. Su mano se posó en su pecho y no dudó en desbordarse por el rápido palpitar del corazón de Jeon. La humedad de sus labios las sintió cuando se separaron; y estaba asustado.

Los segundos corrieron en silencio, y JungKook estuvo seguro de que su acompañante no iba a emitir palabra alguna.

—Y yo quedo aquí, esperando que no seas ambivalente, que le ponga seriedad a lo que sientes, y que tengas en cuenta que me gustas.

Y TaeHyung comprobó solo por un gesto en la mirada de Jeon cuánta verdad había en sus palabras. Sus labios temblaron y solo pudo salir de la habitación con un nudo en la garganta.

JungKook sintió la puerta de entrada siendo azotada al cerrarse. Un dolor de cabeza se le instaló y se dejó caer en la cama mientras suspiraba para apaciguar los latidos de su adolorido y traicionado corazón. Cerró los ojos, golpeando su pecho con el puño.

—Al menos lo intentamos. ¿No es así?

 ¿No es así?

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