Acto 3: Aguas inquietas. (Editado)

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Kerry

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Kerry

—Mi vida no es una comedia, mi vida no es una tragedia, mi vida es simplemente un manual de como no se debe vivir.

Me cansé de observar al techo blanco, así que dirigí mi atención al "médico",—Por llamarle de alguna manera al señor de bata blanca, anteojos y dientes de ratón.

Éste lugar sería maravilloso si no fuese gobernado por gente mala, todo es precioso ahí afuera, las ruinas, el musgo en las paredes y suelos, los caminos de tierra, las enredaderas colgándose en las casas, la mansión en comparación con esto es sólo un chiste.

Pues... La mansión tenía hermosas fuentes y jardines hermosos, pero ninguna de esas plantas expresaba su belleza a su manera, sino, a la manera en que nosotros les hicimos hacerlo.

Pero mi cama y las sillas, los cómodos muebles, esos sí los prefiero a ésta camilla y fría a la que me tienen atado.

Si volviera a pisar esa casa yo... Yo besaría cada maldito centímetro cuadrado.

Pensando en negocios... Como lugar turístico Astinvil generaría muchísima plata, demasiados billetes, esquisitos benjamines

—Oye amigo, estar aquí es lo peor. —Espeté al delgado que preparaba algunos sueros o algo así parecía.

Ratón en bata no me respondió, por el contrario, continuó haciendo sus cosas de espaldas a mí.

Con tiempo para pensar, llegó a mi cabeza la pregunta otravez : ¿Dónde está Raguel?

Él estaba conmigo en esa tumba y eso a diferencia de todo lo demás, sí estoy seguro que fue real.

Puede que esté aquí, desde afuera ésto parecía un hospital, con un enorme tanque, tal vez de agua.

¿Lo habrán traído aquí? Debo buscarlo en cuanto pueda salir de aquí.

Mientras yo me preguntaba donde estaba Raguel, el médico dio vuelta avanzando hacia mí, con una aguja y una bolsa de sangre.

—¿Qué haces? —Indagué con nerviosismo.

Colgó la bolsa, aún con la jeringuilla en la mano sonrió mirando la misma. Tal vez él no lo notaba, pero yo ya empezaba a forcejear con la silla, me quiere sacar sangre y ni si quiera sé si eso está esterilizado.

Miguel decía que en casos así pasará al plano espiritual y pidiera ayuda, pero lo intento y no puedo, incluso mi fuerza es menor que antes.

Como si todo don, poder o talento hubiera escapado de mi anatomía sin razón aparente.

—Quieto. —Dijo, con esa voz raspada, similar a un susurro.

La aguja entraba, no me quedó más opción que estar quieto, la bolsa se llenaba despacio.

Sin pensarlo, se me escapó una lágrima, no era mi intención, simplemente se había escapado, volví a ver la bolsa.

Ya estaba llena, pero él traía otra, lista para llenarla también.

Ángel Oscuro| Hijos Del Cielo IWhere stories live. Discover now