Capítulo 18

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Narra TN __

Los días pasaban muy rápido, sin darme cuenta ya era hora de que mamá fuera a la estación de Miyagi  para después irse al aeropuerto de Tokio.

– ¡Santo cielo!, sabía que no tenía que llevar esta maleta tan pesada – mamá se volteó y me empezó a apresurar el paso – ¡Oye TN__, no arrastres mi maleta de viajes, ahí está mi maquillaje!.

– ¿¡Para que te traes todo tu maquillaje si tan sólo te ibas a quedar tres días!? – dije mientras me colocaba a lado de mamá y soltaba la maleta. Mis manos ardían por el peso de la maleta – ¿Acaso traes rocas o algo así, mamá?.

– Llevo todo lo necesario – dijo mamá mientras buscaba cuál iba a ser su camión – Han cambiado tantas cosas cuando vine por última vez aquí.

Mi mamá cada vez se giraba para verificar que esa fuera la estación que le habían puesto en el papelito. Después revisó su reloj y se espantó al ver la hora.

– ¡Oh no!, mi camión sale en diez minutos y es en el otro lado.

– ¡No puede ser, mamá! ¡pasamos hace como quince minutos al otro lado! – exclamé mientras volvía a levantar la maleta del suelo – Supongo que es hora de correr o si no lo vas a perder.

– ¡Entonces deja de hablar y vámonos de una vez!.

Mi mamá me arrebató su maleta y se echó a correr. Yo estaba corriendo atrás de ella, a pesar de su edad era más rápida que yo y eso que cargaba su maleta como si nada.

Llegamos en ocho  minutos al otro lado y mi mamá se volvió hacia mí. Me abrazó y me dio un beso en la cabeza.

– Hasta luego, mi pequeña perezosa.

– Hasta luego mamá, que tengas un buen viaje.

Se separó de mí y se fue a su camión. Desde lejos me despedí de ella con la mano, ella desde la ventanilla del camión me la respondió.

Me quedé ahí hasta que perdí de vista al camión y a mi mamá. Me retiré de aquel lugar y decidí ir a caminar cerca de ahí ya si me encontraba a alguien conocido ahí, pues trataría de disimular que no lo conozco. En ese día decidí vestirme con una blusa de tirantes blanco, un short de mezclilla junto con unos tenis blancos. Después de la escuela me había dado tiempo de ir a cambiarme y poder acompañar a mi mamá.

Hacía demasiado calor en ese día como para ponerse una sudadera o un pantalón largo. Afortunadamente, hoy el entrenador Ukai había dicho que no había entrenamiento por un problema de su tienda y que no quería que nadie fuera a entrenar porque tenía el pendiente de que hicieran algo absurdo, y Takeda tenía que calificar unos exámenes de los que reprobaron.

– ¡Oye, preciosa!

Me giré para ver quién me había llamado, no me encontré a nadie. Le quité importancia y seguí caminando.

– ¡Espera un momento, por favor!.

Otra vez me volteé y me di cuenta que al frente de mí había un chico que tenía su uniforme blanco y  elegante. Era atractivo, alto y tenía el cabello café y tenía una mirada que conquistaría a cualquiera.

– ¿Quién eres?.

– ¿Ya te han dicho que eres muy linda? – dijo aquel chico muy coqueto – Sólo quería invitarte un helado.

– ¿Qué? Ni siquiera me conoces ni yo a ti.

– ¿No me conoces? – dijo el chico muy sorprendido – Pero si soy muy popular por esta zona, linda. ¿Ni una vez has visto cómo las chicas me persiguen para darme un regalo o una foto?.

¿¡Una infiltrada en Karasuno!? [Temporada 1]Where stories live. Discover now