[2] Confesiones

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El timbre de mi celular me despertó por la mañana. No podía creerlo, había dormido toda la noche y todavía no sabía nada sobre la chica misteriosa. Me resigné y sólo contesté mi celular, adormilada.

— ¿Bueno?

—Alina, ¡ábrenos! Ya llegamos, dijiste temprano, ¡y ve! ¡Tú sigues dormida! Son casi las dos de la tarde —Alex me dijo casi gritando, me froté los ojos con una mano y le contesté.

—Enseguida les abro, no se vayan —colgué y bajé a la cocina, esperando encontrarme de nuevo con la chica, pero nada, ni una señal de ella. Me acerqué al dispositivo que estaba pegado a la pared y presioné un botón para abrir la reja de la residencia. En pocos segundos escuché el motor de un carro aproximándose a la entrada de la casa. Abrí la puerta y ahí estaban, mis tres mejores amigos, bajando de una camioneta.

— ¡Buenos días, bella durmiente! —Leo se burló de mí al ver mi cara de dormida. Sus ojos azules se veían tan divertidos y llenos de energía como siempre

—Muy gracioso, mira cómo me río. Tomen sus llaves para que no tengan que despertarme jamás —dije mientras les daba sus respectivos juegos de llaves a cada uno. Acto seguido, cerré la puerta principal.

—Ya me imagino esta casa llena de gente en la próxima fiesta —dijo Nick admirando la estructura.

—Sí, lo sé, será la mejor fiesta del mundo —concordó Alex.

—Chicos, ahorita no me hablen de fiestas, ¿sí? Los necesito en algo más importante.

— ¡Oh, sí! Alex nos contó de tu pequeña visita —exclamó Leo haciendo énfasis en la última palabra.

— ¿Qué? ¿Acaso no me creen? —me estaba empezando a cuestionar si en verdad me ayudarían.

—No es eso, sólo decimos que es imposible que la chica se haya evaporado así por nomás. O que haya aparecido en un principio —Leo aclaró.

— ¿Por qué mejor no nos dices que pasó exactamente y nos muestras dónde? —Alex sugirió.

—Bien, síganme —los hice pasar a la cocina, donde aún seguía la caja de cereal y el tazón—Anoche, minutos antes de que le marcara a Alex...

— ¿Qué hora era? —Nick preguntó

—Como las dos, no sé. ¿Importa? —respondí dudosa—Bueno, la alarma se activó y obvio vine a investigar. Porque soy la chica tonta de las películas terror que siempre va a dónde el espectador le dice que no vaya. O sea, sigue los ruidos. Cuando llegué me encontré con una chica justo ahí parada —señalé el lugar donde Alex estaba parado y él dio un paso hacia atrás, creo que le dio miedo.

— ¿Qué estaba haciendo? —Nick volvió a preguntar.

—Se servía cereal en ese tazón, sólo eso. Pero lo dejó de hacer cuando mi celular resbaló de mi mano y me miró a los ojos.

— ¿Entonces la pudiste observar bien? ¿Cómo era? Alex dijo que le dijiste que era linda —intervino Leo.

—Creo que sí la vi, pero... ¡ay! ¡Es mucha presión! ¿De verdad todo estos detalles importan? —ahí se me ocurrió una idea— ¡Nicolás! Si te digo como es la chica, ¿la dibujarías?

—¿Por qué siempre creen que...? —lo miramos—Está bien, lo haré. Sólo sé muy específica —en estos momentos agradecía que Nick fuera el talentoso del grupo y estuviese estudiando artes plásticas.

—Bien —me di media vuelta, busqué una libreta y un lápiz entre los cajones, sin embargo sólo encontré servilletas y plumones. Le entregué el material a Nick. Todos nos pusimos junto a la barra para que empezara a dibujar.

LimboWhere stories live. Discover now