[25] Pequeña brujita

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—No es una manera muy apropiada de decirlo.

—Lo sé, pero le aseguro que a Aarón le encantaría que usted me llamara así —Nayma lo estaba retando intencionalmente.

— ¿Qué quieren de nosotros?

—Mi amiga ya lo dijo, necesitamos ayuda. Los guardianes se entrometieron en vidas mortales que no les corresponden.

—Bien sabe usted que no tenemos que ver con ellos.

—Estamos desesperados, nos han estado gastando bromas —Nick se involucró en la conversación.

—Aún me sorprende que los mortales hayan podido cruzar hasta acá sin haber sufrido daños. Eres poderosa, tengo que admitirlo.

—Algo así. Tuvimos algo de ayuda del día de las brujas —Nayma sonrió.

— ¿Aprovecharon la escasez de distancia entre los mundos? Muy inteligente. Debí suponerlo por sus extrañas vestimentas, pero me temo que no puedo hacer nada por ustedes.

— ¿Es en serio? ¿Vinimos hasta acá para nada? —sólo quería que alguien callara a Alex, por favor.

—Señor...

—Zeus.

— ¿Zeus? ¿Qué no es nombre de la mitología griega?

—Los ángeles usamos nombres griegos, habitualmente, señor Nicolás —sabía su nombre, ¿a caso éstas criaturas sabían todo?

—Señor Zeus, necesitamos ayuda urgente. Se lo suplicamos. Sé que yo no importo, ni importaré a partir del 31 de Diciembre pero son las vidas de mis amigos, no puedo dejar que les pase nada.

—Muy bien, muy bien, creo que podemos hacer algo, aunque no ayudará a resolver el problema del todo —me sentía aliviada de que por fin hayan aceptado.

— ¿Ayudarás a estos seres? —Aarón dijo con desprecio, no le agradaba la idea.

—Sí, lo haré. Es lo menos que puedo hacer por ellos y por el señor Todopoderoso —hablaba de Dios, quizás.

— ¿Algún inconveniente, Aarón? —vamos Nayma, ya déjalo, pobre chico, chico ¿ángel? Aarón se quedó callado.

—Les proporcionaremos protección. No a ustedes, sino, a la casa donde residen. De aquí, hasta que su tiempo de partida llegue —me señaló a mí.

—Muchas gracias.

—No hay de qué, ahora si no les molesta es hora de que regresen a su mundo. Casi darán las doce, y si permanecen más tiempo aquí, no podrán salir en un buen rato.

—Tiene razón —Nayma se giró a decirnos.

—Gracias por todo, adiós—salimos todos por la puerta, otra vez estábamos junto a la chica dorada y su escritorio.

—Eso sí que fue raro —Eleanor comentó.

—Ni que lo digas, ¿viste los colores de su piel? Extraño —Vale concordó

— ¿Ahora qué? ¿Cómo salimos? —Leo preguntó.

—La última vez ellos me sacaron hasta la habitación, no sé qué debemos hacer ahora.

—Yo sí —Alex afirmó, no sabía a qué se refería. Se dio media vuelta y fue hacia la secretaria encantadora.

—No es tiempo como para que Alex se ponga a ligar.

— ¿En qué rayos está pensando? Además es un ángel.

—Creo que está buscando una salida —Leo comentó—Digo, es lo más obvio —todos giramos nuestra cabeza en dirección de Alex y la chica ángel, él se despedía de ella con un beso en la mejilla.

LimboWhere stories live. Discover now