[9] No resultó como esperaba

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Aunque Eleanor se negó rotundamente a ayudar a pelar, la pusimos a preparar aderezos. Mientras tanto nosotras freímos camarones al coco. Lo más "sofisticado" que pudimoshacer. Cuando terminamos los camarones se veían deliciosos, incluso los acomodamos en muchas copas y pusimos las mismas sobre bandejas, que yo previamente había pintado de negro como parte de la decoración. Valeria no resistió la tentación e intento tomar un camarón para comerlo.

— ¡Ey! —le di un manazo para detenerla— ¡Aún no lo comas!

— ¡Pero se ven tan ricos! —Valeria hizo berrinche.

—Conmigo no funciona eso, Vale. No soy Nick — Valeria me vio con los ojos entrecerrados y una mirada matadora.

— ¿Podemos cocinar otra cosa que no tenga que ver con el delicado cuerpecito de animales muertos? — Eleanor chilló desde el otro extremo de la cocina.

—Pues podemos hacer el postre —sugerí.

— ¡Sí! ¿Qué haremos de postre?

— ¿Les parece si hacemos cupcakes?

— ¿Y podemos decorarlos? —intervino Eleanor.

—Sí, sí pueden —sonreí ampliamente.

— ¡Yey! —Eleanor acercó todos los ingredientes necesarios para los cupcakes: harina, leche, huevos, mantequilla, entre otras cositas. Comenzamos a hacer la mezcla.

— Nick me dijo que salió con los chicos por encargos, pero ¿y Alina? —Valeria interrumpió. Me había olvidado de ella por completo.

—Dormida.

— ¿Dormida? Pero si son las... —Eleanor checó su reloj— ¡Las 12:30 del día! Es una floja —bufó.

—Tienes razón. Iré a despertarla y de paso le preguntaré donde están los moldes para hacer cupcakes, recuerdo haberlos visto por aquí pero ya no los encuentro —salí de la cocina y justo cuando los demás me perdieron de vista me desaparecí hacia el cuarto de Alina.

Aparecí justo al pie de su cama, sentada. Ahí estaba ella, roncando fuertemente. Traté de evitar soltar una risita pero no pude. Me acerqué.

—Lina... —le dije suavemente—Lina....— Nada pasaba, tenía el sueño profundo ese día. Me harté y le grité— ¡Alina! —rodó y cayó al suelo, exaltada.

— ¡¿Qué te pasa?!

—Lo siento —me disculpé.

—Veo que juntarte con Valeria y Eleanor te hace malvada, ¿huh? —se puso de pie.

—Perdón, es que no me escuchabas.

—Ya, olvídalo. Así ya no podré volver a dormir, en serio, ¿qué pasa?

—Oh —recordé a lo que había venido—Sólo vine a despertarte y a avisarte que ya estamos cocinando.

— ¿Tú estás cocinando?

—Estabas dormida y pues ahora necesitamos de tu ayuda —me puse de pie.

—Bueno, bueno, bajemos.

— ¡Ay, no! —chillé—Mejor usemos mi método.

—Cecy, yo no puedo evaporarme, yo no estoy muerta.

— ¿Quién dice que no? —la reté con la mirada.

— ¿Qué insinúas? —me acerqué a ella lo más que pude y la tomé de la mano. Me miró unos segundos. Puedo casi jurar que ambas contuvimos la respiración. Y algo dentro de mí me decía que intentaría zafarse pronto.

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