[12] Nuestro secreto

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Abrí los ojos lentamente para por fin encontrarme con los de ella, estaba ahí, frente a mí, tumbada en la cama con una gran sonrisa en el rostro.

—Buenos días —dijo sin dejar de mirarme.

—Buenos días —Ella se sentó en la cama y yo la seguí, así podíamos platicar mejor.

— ¿Cómo dormiste, Alina? —dijo con un gran bostezo.

—Muy bien, ¿y la cumpleañera?

—También —esbozó una sonrisa. Las cosas no estaban tan raras como antes pero aún así sentía que teníamos que hablar sobre lo ocurrido la noche pasada. No tanto por hacer la pregunta de: ¿qué somos? Sino, para saber ¿en qué parte del camino estamos? Lo cuál, creo yo, es muy diferente. La observé detenidamente, usaba el camisón rosa con el que la conocí, su maquillaje estaba corrido y su cabello estaba agarrado en una coleta medio desecha.

—Me agrada escuchar eso —examiné la habitación en la que estábamos, no era el ático, estábamos en mi habitación. Extraño. Pensé que estaríamos en su escondite o algo por el estilo, supongo que los demás deben de estar por alguna parte y por esa razón no utilizamos el ático. Me salí de ese tema y finalmente recordé lo que era importante discutir.

—Cecy, tenemos que averiguar quiénes te seguían —solté de repente. Su expresión cambió radicalmente y se tornó a una de miedo, empezó a recordar todo lo que paso anoche y tragó saliva.

—Ya te lo dije. Eran sombras. No sé cómo es posible, pero te lo juro.

—Sí, sí te creo. Con todo esto que nos ha pasado, ahora creo en todo, y sé que existe de todo, pero... —me detuve a pensar— ¿Qué querían esas sombras? ¿Por qué te seguían a ti? ¿Quién las mandó?

—No tengo la menor idea, solo me seguían. Y podían aparecerse y desaparecerse como yo —Cecily cerró los ojos.

—Eso significa que no es nada de nuestro mundo, el más allá quiere algo de ti.

— ¿De mí? —Cecy abrió los ojos otra vez— ¿Qué rayos quieren de mí si ni siquiera he cruzado aún?

—A lo mejor es eso —comencé a suponer—Te están exigiendo que vayas con ellas a como dé lugar.

—Alina —me interrumpió—Se supone que el cruzar al más allá es algo bueno, y esas sombras, era obvio que no querían nada bueno.

—También estás en lo cierto, entonces ¿qué rayos quieren? No pueden matarte, ya estás muerta. ¿Qué podrían hacer, que fuera malo para ti? —ambos nos quedamos pensativas unos segundos, de repente una idea llegó a mi cabeza.

— ¡La reja! —Cecy y yo dijimos al mismo tiempo.

— ¡Sí, debe ser eso! Es lo único que te puede hacer daño: salir de la casa y que tu alma se pierda para siempre.

— ¿Pero para que quieren que me pase eso? ¿Yo qué les hice a ellos?

—Nada bueno, supongo. Si quieren herirte así, algo has de haber hecho —Cecy me lanzó una mirada asesina.

—Alina —empezó con un tono dulce— ¡¿Qué rayos le puedo hacer yo a unas sombras?! —me gritó.

—No lo sé. O tal vez no es por algo que les hiciste, simplemente quieren perder tu alma para siempre, sin razón ni motivo.

—Eso no es lindo de su parte.

—Claro que no lo es —hice una pausa—Reunión, ¡ahora! —tan pronto como dije eso, me puse de pie y jalé a Cecy conmigo. Ya en el pasillo grité tan fuerte como pude.

LimboWhere stories live. Discover now