Capítulo 6

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Charlotte Graham llegó a la Cooperstown Bridal Shop llena de entusiasmo y alegría. Vería casar a su hija vestida de blanco, y aquel era su gran sueño. Atrás suyo estaba Pierce quien empujaba la silla de Emma. Su madre al principio no estuvo de acuerdo en que él participara en la búsqueda del vestido, pero al ver que Emma insistía y que el propio Pierce no pensaba desistir, accedió.

Christine les dio la bienvenida y les hizo pasar. Emma se quedó encandilada viendo los hermosos vestidos que se hallaban en el exhibidor y observó con atención el resto que se encontraba colgado en las perchas. Pierce se preguntaba si Liz aparecería en algún momento, pero la diseñadora no le hizo quedar mal: allí estaba.

Liz hizo entrada con su acostumbrada sonrisa; primero se dirigió a la novia, que aguardaba con ciertos temores, luego a sus acompañantes. Cuando vio a Pierce frunció el ceño, pues en realidad no lo esperaba. Tal vez, por su sensibilidad y apego a la moda había decidido participar del proceso.

—Buenos días —le dijo él con la mejor de sus sonrisas.

Ella reciprocó el saludo y los mandó a sentar.

—Bien —comenzó, mientras tomaba asiento frente a la novia—, es un gusto poder recibirte en mi tienda, Emma. Antes de buscar un vestido, quiero que me cuentes un poco de tu prometido y de la ceremonia.

Aquella era una hábil manera de hacer hablar a las novias asustadas y llevarlas a su zona de confort.

—Mi prometido se llama Charlie. Somos novios desde la escuela y llevamos muchos años juntos. La ceremonia será cerca del lago, porque fue donde me propuso matrimonio frente a toda mi familia —añadió sonrojándose—, y nos casaremos dentro de quince días.

—¡Fantástico! —exclamó Liz.

Pierce la miró en silencio y se preguntó cómo era posible que ella se mostrase tan apasionada por su trabajo luego de lo que le había pasado. Sin duda debía ser una persona en extremo bondadosa para sobreponerse a sus decepciones y ayudar a las novias que acudían a ella buscando consejo.

—¿Qué estilo te gustaría para tu vestido de novia? —le preguntó.

Emma bajó la cabeza. Ese era el punto que más le preocupaba.

—Es difícil para mí usar un vestido de baile o con una cola larga desde mi silla de ruedas. Supongo que debo descartar ese estilo.

Liz sentía que su corazón se le encogía al escucharle. Le daba mucha satisfacción cumplir los deseos de todas las novias.

—Cariño, estoy segura de que aquí hallarás un vestido que te guste —le consoló su mamá.

Liz tomó de encima de una mesa un bloc que utilizaba para dibujar.

—Me tomé el atrevimiento de hacer algunos dibujos de vestidos para una silla de ruedas —se apresuró a decir—, pienso que si tomamos muy bien todas las medidas puedas tener un vestido con cola.

—¿Sabías de mi condición desde antes? —le preguntó Emma asombrada tomando el bloc en sus manos.

—Mi abuela me contó —contestó Liz, compartiendo una mirada cómplice con Pierce—, ella es Tess Parker y me ha dicho que los conoce.

—¡Por supuesto! —exclamó Charlotte animada—. No sabía que eras su nieta. Hace muchos años que no veo a Tess.

—Es que sale poco de casa, pero cuando le comenté acerca de mi cita de hoy de inmediato me dijo que los conocía y me habló de ti, Emma, incluso discutimos juntas algunas ideas para tu vestido. ¡Mi abuela es la mejor costurera que conozco!

Vestidos de novia ✔️Where stories live. Discover now