Capítulo 28

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Era el día de la boda de Em; Liz pensó en ella desde que despertó. Estaba triste por no ser parte de aquella celebración, aunque le hubiese llegado una invitación con una pequeña nota de Em: “por favor no faltes”. Ella no pensaba asistir. Pierce no la había llamado más, y aunque su madre y abuela decían que la quería, ella se sintió cada vez más desalentada y sin saber qué conducta asumir.

Los periodistas la habían dejado tranquila, al parecer la noticia se fue olvidando, aunque para ella había traído consecuencias positivas: las páginas de la tienda en las redes sociales continuaban sumando seguidores; las citas del próximo mes se habían agotado por completo, y en dos días se realizaron muchas más compras online que en la semana anterior. De cualquier manera, ella no cambiaba su dignidad por publicidad, y aquel programa horrendo la había humillado públicamente, algo que no olvidaba.

Volvió a pensar en Pierce y en su posible implicación en aquel suceso, y las dudas le tenían el corazón dividido. Lo echaba de menos, recordaba sus besos y temblaba; evocaba sus frases de amor y aquellas dos noches en su departamento, y se sentía muy triste… Quería confiar en él; sin embargo, sus propias inseguridades le impedían hacerlo.

Abuela Tess tocó a la puerta de su habitación con el teléfono en la mano. Liz notó en sus ojos que algo sucedía y se acercó a ella:

—Es Charlotte Graham —explicó—, al parecer hay un problema con el vestido de Em y te necesitan.

Liz no dudó en tomar el teléfono. Faltaban algunas horas para la ceremonia que sería por la tarde, y podía imaginar la tensión que sentían si algo no salía como estaba planeado.

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Pierce no había dormido nada en los últimos dos días trabajando en el proyecto más importante de su vida. Al fin había podido terminarlo, gracias a Charlie, quien le había dado albergue en su casa para que utilizara su Mac.

—¿Concluiste? —le preguntó Charlie cuando llegó a su habitación con el smoking colgando de un perchero.

—Sí, muchas gracias, hermano.

—Perfecto —respondió su amigo suspirando—, porque me empiezan a ganar los nervios.

—¿Nervioso tú? —Rio Pierce dándole una palmadita en la espalda—. ¡Todo saldrá excelente como se merecen!

—Es que Em ha estado diciendo que no quiere que yo… —Se detuvo—. En fin, ya sabes a lo que me refiero. La boda le ha generado algunos temores, aunque yo he tratado de hacerle entender que son tonterías y que yo la amo, sin importar cuáles sean nuestras circunstancias.

Pierce lo entendía perfectamente.

—Es normal albergar ciertos temores, pero Emma te ama. Como tu mejor amigo y hermano de ella me aseguraré de que no falte a la hora precisa, ¿está bien?

Charlie asintió y le dio un abrazo.

—¿Qué vas a hacer ahora?

—Iré a casa de Liz a dejarle esto —explicó. En su mano tenía una USB.

—Espero que todo salga bien.

—Eso deseo yo también, pero te confieso que tengo miedo de perderla.

—Liz te quiere, Pierce. Eso no pasará.

Su amigo sonrió, quería pensar que todo saldría bien.

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Liz llegó al hogar de los Graham algo nerviosa. Estar allí, luego de su pelea con Pierce no era fácil para ella, pero al atravesar el jardín y llegar al porche no lo vio. Era Charlotte quien la estaba esperando en la puerta con la misma sonrisa de siempre, a pesar de las tensiones.

Vestidos de novia ✔️Where stories live. Discover now