Capítulo 30

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Liz condujo hasta el Otsego Resort, un complejo turístico cercano al lago, donde sería la ceremonia. Las vistas del sitio eran envidiables, pero no solo la belleza del lugar la emocionaba.

—¿Liz?

Una voz que provenía de un coche a su lado la sobresaltó. Se hallaban en el estacionamiento del hotel, a pocos minutos de comenzar la ceremonia.

—¿Christine?

La pelirroja, con un ceñido vestido rosa con pedrería de plata, corrió hacia ella sin importarle sus zapatos de aguja.

—¡Qué bueno que viniste!

Liz la abrazó riendo. Christine era muy efusiva, y casi la estaba asfixiando con el apretado abrazo que le estaba dando.

—Yo también estoy sorprendida de verte aquí, Chris. No sabía que estuvieras invitada a la ceremonia.

La aludida se separó de ella con una sonrisa y señaló a un hombre alto, castaño, que se hallaba al lado de la camioneta. El aludido saludó a Liz con su mano.

—Matt es amigo de Charlie —explicó.

—Ya veo que Matt ha logrado lo que creí imposible. —Rio Liz.

Christine se ruborizó y le echó una ojeada a su chico.

—Él es increíble, pero no soy la única que ha tenido suerte... —Esta vez el comentario era especial para Liz—. Si estás aquí es porque el plan de Pierce para recuperarte ha dado resultado.

La diseñadora estaba muy nerviosa, la expresión en su rostro era muy elocuente.

—Ya sé que todas se confabularon para ello.

Chris soltó una carcajada.

—Cuando Pierce fue hablar conmigo y me contó la verdad, pude ver que realmente te ama. Sarah también lo creyó así cuando habló con él por videollamada. De las dos, ella era la más difícil de convencer, pero terminó confiando en él. No pudimos negarnos a colaborar, Liz. ¿Eso quiere decir que ya se reconciliaron?

La chica negó con la cabeza.

—Vi el video y decidí venir a la boda. No hemos hablado de nosotros y estoy un tanto asustada... —reconoció con una sonrisa.

Christine le dio otro abrazo para tranquilizarla.

—¡Todo saldrá bien!

Las jóvenes se voltearon cuando sintieron unos pasos cerca de ellas. Era Matt quien, luego de saludar a Liz apropiadamente, se dirigió tanto a ella como a su novia.

—Ya es la hora —anunció consultando su reloj—, debemos darnos prisa si no queremos perdernos la mejor parte.

Las damas asintieron y salieron del estacionamiento hacia el lugar donde se efectuaría la ceremonia.

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Pierce se hallaba de pie, junto a Charlie, aguardando por Em, muy próximos al altar de madera que se había colocado. Al fondo, las tranquilas aguas del lago brindaban un fondo maravilloso, un verdadero contraste entre el verde del césped y lo azulado de las aguas y las montañas.

Charlie estaba nervioso, ¡vaya qué lo estaba! Cuando Pierce fue por él a su casa en el auto, el muchacho se estaba comiendo las uñas... Creía que Emma se echaría para atrás en el último momento, y eso lo torturaba. Pierce le aseguró que todo estaría bien, antes de partir de casa le dio un beso a Em en la frente, quien estaba deslumbrante y convencida de su decisión.

Vestidos de novia ✔️Where stories live. Discover now