La vida de Martina Edwards I

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Martina E.:

Flashback.

−Bienvenida a su hogar, Srta. Edwards −Dice un hombre de rostro sereno ataviado de traje negro mientras se abren unas enormes puertas; detrás suyo, se logra ver una gran habitación rodeada de escaleras.

Abro los ojos de par en par. No esperaba tanto lujo, trago saliva asustada '' ¡¿dónde me metí?!'' Pienso imaginando que estoy aquí por error y que todo fue un sueño. Mis rodillas tiemblan, una mano suavemente toca mi hombro, mami Noelle se agacha un poco.

−Tómalo con calma querida, a mí me pasó lo mismo. −Susurra. Asiento y camino tras mamá algo cohibida. Me siento como si no encajara ni un poco aquí.

− ¡Señorita Martina! ¡Bienvenida! −Dice una señora de traje sonriendo afablemente. Inmediatamente muchas personas a mi paso me saludan como si fuese algo así como de la realeza o una celebridad.

'' ¡Ya me arrepentí!'' Pienso al borde del colapso. '' ¡Voy a vomitar!''

− ¡Martina! −Se acerca un hombre alto de traje, muy parecido a Christine. Su cabello laminado me recuerda que él fue quien me atendió en el hospital.

−Gracias por recibirme −Digo colorada− Y por atenderme −Murmuro. Miro mis pies, me siento pequeña.

Hasta que una voz interrumpe.

− ¡Lo siento! Me atrasé, pacientes. −Mi otra madre, Christine llega rápidamente sacándose la chaqueta, es recibida por una de las tantas personas que me saludaron.

− ¿No puedes llegar a la hora el día que tu hija viene a conocer la casa de la familia? −Noelle la mira de reojo entrecerrando los ojos.

−Ups, lo siento. −Me guiña el ojo, sonrío a regañadientes. Al menos ya no soy el centro de atención.

Su padre sonríe.

−Ya te comportas como un médico decente.

− ¡Padre! −Se espanta. −Si vuelves a decir eso frente a mi hija te vas a un asilo.

Sus ojos verdes chispean, se prepara para responder, pero es interrumpido por la que ahora es mi abuela, carraspea.

− ¿Pasamos a comer? −Los mira reprendiéndolos.
−Mejor−Gruñe Noelle.

¿Qué diablos con esta familia? La línea recta que formaban mis labios se debilita para arquear las comisuras hacia arriba y los sigo. Caminamos lo que me parece una eternidad, para tratarse del hogar de una persona y llegamos a un comedor (si es que así le llaman aquí) inmenso, la mesa es ridículamente grande.

−Pulga, te informo−Christine aparece a mi lado. −Te sentarás a nuestro lado, y para que no te pierdas seguirás ese orden, en cuanto a las comidas no te preocupes, imítame y ya está.

− '' ¿Dónde fueres, haz lo que vieres?'' −Recuerdo esa frase.

−Muy inteligente, pequeña sifonáptera.

− ¿Qué diablos es eso?

−Tú−Bromea despeinándome. Baja la voz nuevamente. −Los de traje negro son guardaespaldas, las de traje gris son mucamas, la de ropa normal y delantal es la que está a cargo de todas... lleva una eternidad aquí. Y si ves a un viejo chiflado afuera, es el jardinero...

− ¿Uno solo para todo este lugar? −Me sorprendo ¡El patio es inmenso! ¡Y está muy bien cuidado!

−Dijo que si contratábamos más jardineros les cortaría el cuello con las tijeras. Además, hay sistema de riego.

Mi Pareja Perfecta IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora