Lecciones de motocicleta

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Ángela G.:

Quito la ventana del Gmail solo porque papá me ha enviado correos, me pregunto si es normal que los padres se comuniquen por correo tanto como el mío ¡Existen los malditos celulares! Me recuesto en el sofá. Tengo muchas cosas que hacer para preocuparme por responder cada uno, además la respuesta no le gustará de todas formas.

−Carajos, maldita sea ¡AAAH! −Grita Omar furioso por haber perdido.

−Pásame eso y te enseño −Gruño. Doy un sorbo, me rasco el trasero y me acomodo mejor, él está sentado jugando y yo bebo.

No sé, esto de vivir solos es genial, aunque la parte de la cocina demanda tiempo... Omar es el experto. Debe ser la práctica con los hermanos lo que le ha curtido con una paciencia increíble a la hora de enseñarme algunas cosas, porque realmente no he recibido algún tipo de inducción en esto.

Aunque hemos vivido como unos marranos...

He considerado los mensajes de papá, básicamente dicen que vuelva usando al abuelo y mis hermanos, el valor de la familia y blablablá historia Grant. En el otro alude más a las finanzas familiares, pero, por suerte, papá no puede hacer mucho ahí, así que no insiste en ello. Luego en el otro que al menos vaya a verlos para calmar los ánimos. Al parecer papá tuvo problemas...

Me sorprende que en todos esos mensajes no haya salido algo despotricando contra Christine o los Edwards, esto es nuevo. ¿Qué piensa hacer al respecto? Esto pareciese la calma antes de que se desatase un gran caos.

¡Incluso el abuelo brilla por su ausencia! ¡Me llamó y luego de preguntar donde me quedo, me dijo que estuviera tranquila y ya está! No sé qué hace allá, pero funciona.


Al día siguiente.

−Tengo una cita en la tarde, no me esperes. −Dice Omar echándose perfume.

−Ve por ellos tigre −Bostezo. Lo miro rociarse un poco en la entrepierna.

− ¿Y eso?

−Por si me abraza, por si me besa... ¡por si se pasa! −Se ruboriza.

−Esperemos no se te haga una mezcla −Bromeo.

[...]

Le envío en mensaje a Catalina para que me visite cuando quiera y deje de ser tan dramática. En los momentos de tiempo libre por lo general al almuerzo veo donde irme a vivir, me gusta el sistema de los apartamentos, pero por otro lado tener jardín es una ayuda mental. Lo pienso un poco... será mi guarida pseudo secreta del crimen, debo pensarlo.

− ¿Estás bien? −Martina frunce el ceño, habla con Jo y me da una miradita. – Debes bajar, el tiempo no espera −Se toca la muñeca.

−Será que tú no esperas... −Mascullo.

− ¿Qué dijiste?

−Nada jefecita ¿Tengo el honor de comer con usted? – Pregunto galantemente.

''O mejor comérmela a usted''.

Mientras bajamos la escalera le cuento...

− ¡Pude recuperar una motocicleta! – Exclamo emocionada. No podía guardar mi favorita en el estacionamiento de Omar, ni dentro por el espacio, pero me traje la roja. − ¿Te gustaría pasear? ¿Te puedo enseñar? −susurro.

− ¿Me está coqueteando García? −Me molesta.

−Un poco −Reconozco. − Necesito respirar aire fresco y tú quieres aprender... −Es fácil unir los cabos.

Mi Pareja Perfecta IVWhere stories live. Discover now