Salida en familia II

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Ángela G.:

− ¡Espera! ¡Martina! −Gimoteo siguiéndole el paso entre tragadas de agua y aleteos. Creo que mi cuerpo pesa mucho para flotar solo.

−Vamos Ange, ¡mueve esos brazos! −Me anima de un extremo de la piscina, apoya sus brazos en los bordes y me mira sonriente. Sonrío viendo su rostro, pero algo pasa y bajo la vista a su bikini.

−Te ves bella −Sonrío dejando de nadar y hundiéndome lesbianamente feliz.

− ¿O se ven bellas? −Bromea.

−Si también. −Sonrío pillada. Como ya no tiene sentido avergonzarme, nado hasta quedar frente a ella, apoyo mis brazos en los bordes, le doy un beso. Siento el calor de su cuerpo y el frío del agua en la superficie de su piel.

Nos quedamos abrazadas, sumergidas en el calor de la otra.

− ¡Ángela! ¡Qué alegría verte! −Tina, que era una masita dulce de cariño, ahora es una dura columna de mármol.

− ¿Qué haces aquí Florent?

−Soy cliente frecuente. −Sonríe. −Y amiga de la infancia de la directora ¿no es así Ange?

Ahora yo soy la columna de mármol.

−Si, es así −Gruño, no me gusta que me metan en discusiones– ambas tienen todo el derecho de estar aquí. −Sentencio.

Así que no jodan por favor.

−Muy bien −Dice Aida. −Es un gusto verte Tina, imagino que me quieres decir algo −Mueve una cortina de cabello rubio con una expresión de inocencia.

−No sé de qué hablas.

−Del mal entendido con Catalina. −Aida frunce el ceño. Martina aprieta los labios y entrecierra los ojos.

−Bien, supongo que no debí tratarte así de mal... aunque lo mereces −resopla. −Pero tienes razón, lo siento Aida, no debí insultarte así, nunca fue tu culpa.

Aida se sorprende, abre sus grandes ojos azules.

− ¿Enserio? −Murmura.

−Si. −Dice. −Pero preferiría que lo mantengas en secret...

− ¡Nada de eso Edwards! −Dice animada − ¡Eh! ¡Chicos! ¡No me lo van a creer!

Se va caminando feliz donde sus amigos.

− ¡Maldita zorra! −Tina coloca ambas manos sobre su cabeza, la sujeto de la cintura para que no se hunda.

−Oh vamos, lo pasó mal también, dale la felicidad de decir que por esta vez Martina Edwards aflojó un poco. −Sonrío mientras la vemos contar todo agitando sus brazos con teatralidad.

Mi Pareja Perfecta IVWhere stories live. Discover now