Nueve.

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Me quedé en silencio mirando la nada, sorprendida por lo que acababa de escuchar y sin saber como sentirme con respecto a todo eso. Joel era importante en mi vida, había sido uno de los primeros novios que realmente me había agradado. Tuvimos un momento brillante, un amor que parecía para casamiento y sin embargo todo se fue muy rápido al demonio. Siempre creí que era su personalidad, que cambió de la nada sin mucha explicación y nunca entendí el motivo. De quererme como un premio, a tenerme como un trofeo.

—¿Lau? —preguntó del otro lado, trayéndome a mi realidad en la que no tenía palabras para expresar lo que sentía—. Mira, sé que esto es... es un poco fuerte y más por teléfono. Pero nos dimos un tiempo, no terminamos...

—Sé lo que es darse un tiempo, Joel...

—¿Has estado con alguien?

Tragué.

—Claro que no he estado con nadie —dije sintiendo que era una mentira, recordando los besos de Tyler y el calor que podía causarme con solo tocarme. Por supuesto que había estado con alguien, no contaba en todo eso la excusa de una sala de sexo. Lo había engañado, de un modo extraño y falso, pero engañado en fin—. ¿Y tú? ¿Quién era esa? ¿Vas a seguir pensando que me creí tu cuento?

—Laura... tienes que entender que no todos queremos lastimarte —soltó, sabiendo que eso me iba a hacer daño. Eran mis palabras en su boca una vez más. Recordé una noche abrazados explicando lo mucho que me costaba abrirme a las personas porque creían que iban a lastimarme. Joel recordaba mis puntos débiles y los decía en voz alta dándoles vida. Suspiré y no supe que decir, porque era cierto que creía que todos querían hacerme daño. Pero era porque eventualmente lo hacían. Era mejor esperar lo peor y no decepcionarse en el transcurso.

—Necesito pensarlo, Joel. Estaba haciendo un duelo y ahora me dices eso. Necesito tiempo para analizar y entenderlo todo.

—De acuerdo, te esperaré. Llámame cuando lo decidas.

Nos saludamos y corté la conversación quedándome con un gusto amargo en la garganta. Todo había sido una locura, un sin sentido que yo no entendía y me quedé en silencio tratando de analizarlo. Decidí distraerme buscando ropa para esa noche mientras encendía la computadora y fingía que estaba trabajando desde mi casa. La realidad es que la editorial no tenía mucho material para trabajar, más bien se estaba yendo a la quiebra, pero a Marcus le gustaba fingir que no. Yo fingía lo mismo.

Mis pensamientos iban y venían con respecto a Joel. Por un lado sabía que tenía que cerrar por completo la relación porque claramente no había nada entre nosotros. Y por otro lado existían todos mis sentimientos por él que no se iban de un día para el otro. Lo había querido mucho, había sido un hombre por el que había suspirado como una niña en algún momento y era difícil sacarse esa ilusión de encima. Y había otra realidad más fea que no quería admitir.

Algo sucedía con Joel.

No iba a ser ilusa y negar que algo estaba sucediendo entre nosotros porque era obvio. Había una química imparable entre nosotros en ese momento y quería creer que era física. Pero me daba miedo empezar a creer que podía ser algo más.

Esa tarde decidí pasear con la única amiga que tenía en la ciudad y recordé porque no salía nunca con ella. India era una persona extraña y aun así teníamos buena relación. Nos habíamos conocido en una de las fiestas de mis padres y la conexión fue al instante. Era diferente, era extraña, no pertenecía a ese mundo y me encantaba. Su cabello era negro con las puntas pintadas de un azul descolorido, era la rebelde de la familia y me había demostrado que podía ser más que ellos. Era rica, tan rica que podía comprarme el la tienda en la que estábamos probándonos vestidos.

La sala caliente +18 [Editorial Scott #1.2]Where stories live. Discover now