La sala caliente +18 [Editorial Scott #1.2]

Quince.

—No creo que sea lo mejor. Prometimos solo cámaras.

Resoplé cuando, una vez más, Tyler me dijo aquello y me mostré frustrada porque no era lo que estaba buscando escuchar. Comenzó a caminar hacia su habitación, pero fui lo suficientemente rápida para interponerme entre la puerta y su cuerpo. Quería entenderlo, quería saber porque a él le incomodaba tanto eso y porque se negaba a hacer esas cosas. Sabía que se moría por mi, lo podía leer en sus ojos a cada instante que me observaba y en ese momento yo estaba llena de valor luego de lo sucedido.

—Tyler, ¿qué me estás ocultando?

—No hay nada más allá, Laura, deja de creer que lo hay porque voy a terminar volviéndome loco. Solamente...

—¿No me deseas? —quise saber y me acerqué a su cuerpo, buscando su mirada y Tyler estuvo unos minutos tratando de encontrar el aire para poder soltar lo que pensaba. Lo veía en su rostro y en sus expresiones—. Dime que no me deseas y me alejaré. Dímelo y te prometo que te tocaré solo en cámara.

Había un poco de manipulación de mi parte, porque yo estaba pegada a él y no le estaba dando muchas opciones. Mi boca rozaba la de él, tratando de conseguir la respuesta que yo deseaba. Era una tipa egoísta, no se los voy a negar, pero en ese momento creía que Tyler no quería hacerlo porque luego íbamos a terminar todo ese contrato. Y creía que era momento de aceptar un poco lo que nos pasaba.

—Te deseo —le susurré sin poder evitarlo, porque mi propio cuerpo lo estaba deseando en ese momento. Quería que Tyler me hiciera suya, lo quería en el sillón, en mi cama, en la suya, en donde fuera. Contra la ventana, que importaba.

—Si no te deseara yo sería un idiota, Laura...

—Quiero que me lo digas —le pedí con seguridad, ya pegada a su cuerpo y mis manos manos viajaron por su pecho hasta llegar a su pantalón. Acaricié su entrepierna como quien no quiere la cosa, acariciando la tela de la ropa con firmeza y observando sus expresiones mientras lo hacía. Lo vi respirar de manera costosa, cerrando los ojos y elevando mi pulso al 100 con solo ver lo que podía lograr—. Quiero que me dejes darte un poco del placer que tu me das.

Mis palabras lograron que aquel bulto se volviera más duro contra mi mano y le regalé una sonrisa divertida, porque a veces me gustaba tener el control. Voy a contarles algo, los hombres normalmente creen que tienen el control en el sexo oral, pero en realidad somos nosotras las que lo tenemos. No solamente somos capaces de darle un placer diferente del que ellos pueden darse, marcamos el ritmo y tenemos el poder. Esa era la diferencia con cualquier otro juego previo y además sabía muy bien lo que hacía. Tyler parecía notarlo porque no soltó una palabra más. Sin embargo, yo quería escucharlo.

—Dimelo, Tyler —le pedí usando mi otra mano para abrir la bragueta y bajar el cierre de su pantalón. Ya estaba encendida, no iba a parar hasta tenerlo todo, hasta que gritara mi nombre en la oscuridad de la noche—. Dime que me deseas fuera de cámara, que me quieres para ti en tu cama. Vamos a terminar con esto de una buena vez, basta de juegos.

Lo vi tragar y fui más allá colando mi mano entre su ropa y su piel desnuda. Tomé su miembro con mi mano y alcé una ceja, al menos aquello prometía. Pero no hice nada más, lo miré sintiendo que tenía el poder en ese momento. Que podía decir todo lo que yo quisiera y lo aceptaría.

—Te deseo como un loco, Laura. ¿Eso quieres escuchar? —me pregunté y yo asentí, acariciándolo nuevamente, pero esta vez bajando un poco su ropa para tocarlo mejor. Volvió a tragar y suspiró lentamente, de un modo que me encendió incluso a mi—. Pero eres la chica de Joel y no puedo...

—No soy la chica de nadie, Tyler y si lo fuera solo por hoy, sería tuya —sentencié finalmente y en vez de irme como sabía que debía, me arrodillé dispuesta a terminar lo que había empezado. Escuché una queja de su parte y la ignoré bajando su ropa hasta el suelo, observando la buena imagen que tenía frente a mi.