Treinta y Uno.

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—¿Y qué es lo que harás? —me preguntó Marcus cuando me llamó a la noche cuando le envié un mensaje explicándole que estaba bien. Le conté todo lo sucedido y como estaba viviendo con mi amiga India, tratando de ignorar todo lo que me pasaba y queriendo empezar de vuelta. Era imposible. No podía dejar de sacarme de la cabeza todo lo que había sucedido, por suerte Marcus estaba ahí para escucharme.

Nunca creí que un ex novio fuera a ser tan especial como Marcus y agradecía tenerlo en mi vida. Me había demostrado que bien quedaban las relaciones una vez finalizadas de buen modo. Era un oyente y un amigo, de un modo extraño. También era mi jefe y me regañaba de vez en cuando, como en ese momento cuando me dijo que nadie iba a hablar de mis imágenes.

—Lamento haberte metido en todo esto, Marcus... es mi culpa.

—No digas eso, Lau, no es tu culpa que un hombre sea tan idiota como para hacer virales unas fotografías. Todos hemos enviado nudes y confiado que la otra persona no iba a hacer nada...

—Esto no eran exactamente nudes, Marcus —le recordé y él chasqueó la lengua del otro lado de la línea, pero de todos modos me reí porque entendía que no lo hacía con maldad—. Pero agradezco lo que has hecho por mí en la editorial... eres el único hombre bueno que queda.

—Y me dejaste ir —dramatizó de un modo que me hizo reír. A veces Marcus era demasiado gracioso y me preguntaba qué chica finalmente llegaría a darle lo que él necesitaba. Yo no, claramente, y a pesar de todo lo habíamos comprendido desde el momento que dejamos la relación—. De todos modos creo que deberías darle una oportunidad al chico ese Tyler... no creo que sus intenciones sean malas.

Suspiré mientras pensaba en lo que iba a hacer con Tyler. Joel estaba definitivamente fuera de mi vida, de eso no tenía ninguna duda. No podía creer que estuviera pensando realmente entre dos chicos, cuando antes no tenía ninguna opción. Todavía recordaba la mirada enojada y dolida de Tyler cuando creyó que yo elegía a Joel sobre él. Tal vez había estado mal en decirle esas cosas frente al idiota de mi ex, pero en ese momento creía que era lo mejor. Había presenciado muchas cosas en una sola noche.

Mi amiga India me sirvió una cena impresionante, haciéndome feliz de ese modo y me reí al comprender que mi gran amor era la comida. Recordaba los desayunos y las cenas de Tyler, su espalda mientras movía los brazos alrededor de la cocina y su rostro concentrado. Suspiré, estaba hecha una tonta y no dejaba de pensar en él y en nuestros momentos vividos.

—¿Entonces no irás por Tyler? —me preguntó mientras giraba su tenedor alrededor de los fideos con sala. Yo no sabía muy bien cómo comer pastas y estaba haciendo un desastre manchandome toda la cara.

—Creo que necesito un tiempo sola —admití cuando ella me preguntó que iba a hacer. Desde que había llegado a Estados Unidos no había parado nunca de tener pareja. De novio en novio, buscando lo imposible—. Tal vez tenga que empezar a entender que no sé lo que busco en un hombre...

—Nunca lo has sabido, Lau —soltó y la miré, buscando que se explayara más en su teoría—. Vas de hombre en hombre mendigando amor y esperando que ellos te amen como tú quieres. Pero... ¿cómo quieres realmente que te quieran? ¿Te has puesto a pensar que es lo que quieres? ¿Y si quieres algo que en realidad solo tu puedes darte?

Me quedé en silencio al escuchar las palabras de India sorprendida por lo que acababa de decirme y que reales sonaban las palabras en su boca. Aquello era cierto, buscaba a gente con la expectativa demasiado alta. Buscaba algo específico y cuando no lo tenía me frustraba y arruinaba mis relaciones o permanecía demasiado en ellas buscando lo imposible, como con Joel. ¿Y si la respuesta siempre había estado en el espejo? ¿Y si yo había sido la respuesta a todas mis plegarias?

La sala caliente +18 [Editorial Scott #1.2]Where stories live. Discover now