Capitulo 15

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La mansión de Thomas era hermosa, como sacada de un cuento. Era una mansión de lujo con la arquitectura similar a la de un castillo.

Las tonalidades oscuras y claras contrastaban con el verde del césped que la rodeaba. Una fuente de agua en medio del camino construido con piedras que tenía dragones dibujados al rededor era hermosa.

Cuándo me bajé del auto giré alrededor de mi eje observando todo. La mansión estaba en medio de un bosque que se elebaba en colinas todas verdes en su esplendor.

Nunca había visto algo tan maravilloso y que hiciera que mi corazón latiera emocionado por estar ahí.

Viatrix a quien decidí llamar Trix me llamó desde la puerta para seguirla y cuándo puse un pie dentro todo ahí sobrepasó mi expectativa. Cada cosa ahí decía Thomas, cada decoración, cada cuadro y estatua, cada color, cada jarrón gritaba su nombre y su estilo, entre lo barroco y lo actual.

Caminé por el pasillo siguiendo a Trix, ella se detuvo frente a unos cuadros y pasó el dedo por el borde recolectando polvo.

—¡Marisha! — fue un grito agudo y corto y alguien no tardó en aparecer rápidamente por una puerta. Una mujer de unos 50 años agachó la cabeza ante ella — Asegúrate de mandar a limpiar todo muy bien hoy, recuerda que los socios del Jefe vendrán por la noche.

—Sí, señorita Viatrix.

—Bien, sígueme Cassiopea — se movió por otro pasillo y la seguí al atravesar unas puertas de vidrio oscuras, entramos en un salón que tenía un escritorio de color negro en un rincón y a los lados una hermosa biblioteca que se extendía a lo largo.

Frente a mi, un enorme ventanal que daba a una habitación de luz, con las paredes de vidrio, un montón de plantas y un par de asientos en medio. Era hermoso.

—Es la oficina del jefe — Trix dijo a mis espaldas — ¿No es hermoso? Es la única cosa que ha decorado él solo, tiene buen gusto siempre.

La miré de soslayo, sus ojos negros me miraban con una mezcla de seriedad y diversión y luego miré hacia la pared tras el escritorio. Cinco cuadros totalmente alineados con los bordes de color plateado presentaban en cada uno a un Sharpe diferente. Eran pinturas, retratos antiguos en una época antigua. Me acerqué mientras me abrazaba a mí misma. En las esquinas estaban Robert y James, ataviados en un traje antiguo pero elegante, con el peinado hacia atrás y un bigote extraño les seguían Adam y Loki, ambos con el cabello largo sobre los hombros aunque Loki parecía tenerlo más largo que su hermano, de pie con las manos sobre el vientre con seria expresión. El traje de Loki era un poco más detallado que el de Adam, que era... completo de negro, con una corbata extraña en el cuello. 

Y en medio, Thomas. 

Incluso el retrato era imponente, de pie sosteniendo su peculiar bastón, dentro de un trajeo oscuro y un sombrero. Sus gafas ocultaban sus ojos pero no su postura llena de desdén. El mentón elevado, los hombros altivos... superioridad. 

—Puedes moverte por donde quieras en esta casa, la biblioteca del jefe — apuntó a mis espaldas hacia los estantes llenos de libros — la cocina, el comedor el jardín, en fin... donde tu quieras. Pero nunca — se volvió hacia mí — nunca intentes bajar al sótano. 

Enarqué una ceja. 

—¿Por qué?

—No querrás saberlo — dijo, girándose sobre sí misma para alejarse hacia la puerta — ahora vamos, te mostraré tu habitación. 

Arrugué mi frente. Trix no quería que bajara al sótano o talvez Thomas le había dicho que me dijese eso para que me picara el bichito de la curiosidad.

Cinco Razones ━ Thomas Sharpe.Where stories live. Discover now