Capitulo 18

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Estuve un par de minutos más hablando con Adam. Me contó algunas cosas importantes sobre el asunto de "Ser la reencarnación de Linnet" pero yo no le conté que estaba teniendo sueños con ella porque tenía miedo del significado. Él me mostró una foto de Linnet, en un vestido de época con tanto tool que parecía una lampara del torso para abajo. Pero ella era hermosa, perfecta y deslumbrante incluso en una foto en blanco y negro.

Cuando se fue para darme espacio y vestirme antes de bajar con los demás, me quedé sentada al borde de la cama mirando por la ventana. Yo era, literalmente la nieta de Linnet, su hijo... mi padre un vampiro que embarazó a una mujer con arte de magia y que me tuvo por el mismo arte, había muerto luego años después de haberme abandonado. Adam no sabía mucho al respecto porque según él Thomas había guardado toda esa información para él, ya que él era el más interesado en encontrarme que cualquiera de ellos cinco.

Así que, siendo así. Eso me convertía en alguien mitad humano y mitad vampiro. Una locura, una maldita locura. Porque si ha de haber sido así toda mi vida, debí en algún momento sentir el ansia desesperada de beber sangre. Según Adam, no es así porque Linnet conjuró algún hechizo sobre mí para impedir que sintiera deseos de sangre.

Pero tenía muchas dudas que no estaban siendo muy aclaradas. Adam no sabía mucho y se retorcía por no poder saberlo. Con su poder, sin embargo, era capaz de ayudarme y eso iba a hacer. Una vez tuviéramos la reunión abajo, íbamos a saber que hacer.

Me puse ese vestido negro, sabiendo que obviamente no iba a poder dormir esa noche. La acompañé con un par de tacones del mismo color y dejé mi cabello, rojo estirado a lo largo sobre mi espalda. Cuando abrí la puerta para acercarme a la escalera sentí una risa escandalosa desde la oficina de Thomas, con el corazón en la mano me deslicé por las escaleras hacia abajo.

Las voces provenían de la oficina de Thomas, eran varias voces que luego se quedaron en silencio. Justo cuando mis dedos se cerraron alrededor de la manilla.

La abrí despacio, mi respiración cortante cuando entré poco a poco y levanté la vista.

James estaba en el ventanal con una taza de te humeante en la mano, estaba vestido con pantalones verdosos, camiseta oscura y me estaba mirando. No lo veía desde esa vez en el bar y cuando sus ojos celestes me miraron tan fijo me sentí un poco pequeña. Una sonrisa se estrechó disimuladamente por su rostro y asintió con la cabeza. Un saludo cortés. Un saludo precavido.

Cerré la puerta detrás de mí, Robert estaba sentado en un sofá con un libro sobre sus piernas, su mirada se posó en mí con una sonrisa boba y se levantó. Cerró el libro, lo dejó sobre la mesa junto al sofá y se me acercó velozmente haciendo mover mi cabello con el movimiento.

—Qué placer es volver a verte, querida Cassie — tomó mi mano sin darme tiempo de protestar y besó mis nudillos con una sofisticada elegancia — luces hermosas, como siempre.

—Gracias — dije. Robert sonrió como si quisiera que yo le agradara, como si deseara que a mi él me cayera en gracia. Se apartó cuando alguien se aclaró la garganta a un costado.

Thomas estaba sentado sobre el borde de su escritorio de brazos cruzados con sus brillantes ojos azules inyectados en los míos. Su expresión fría se escondía entre las hebras de oscuridad que lo rodeaban. Solo tenía puesta una camisa negra sin corbata y pantalones del mismo color. Tenía el cabello despeinado, como si hubiera estado gritando hace un momento y se hubiera tirado los pelos.

Le sostuve la mirada por varios segundos. Hasta que alguien puso una mano en mi espalda y miré a mi lado para encontrar a Adam.

—Bien — habló Thomas. Su voz lejana, distante haciendo vibrar mi interior haciendo que me odie a mí misma — toma asiento, Cassiopea. Es hora de hablar sobre lo que está pasando.

Cinco Razones ━ Thomas Sharpe.Where stories live. Discover now