EL REVOLUCIONARIO

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Bourgeois todavía estaba atormentado por el recuerdo de ese día. Podía oler la sangre en su ropa y el hedor de la muerte en el aire. Ansiaba la brisa fresca del mar para lavarlo todo y limpiar sus sentidos del horror que había experimentado. Pero incluso cuando intentaba olvidar, sabía que no podía. El olor a muerte persistía, un recordatorio constante de la fragilidad de la vida en alta mar. Bourgeois sabía que nunca olvidaría el olor y que estaría con él por el resto de sus días.

Recuerda con claridad sentir como la vida de sus compañeros se desvanecían en el aire, un momento podía ver sus auras y al siguiente no.

Por eso no puede permitir que sus muertes sean en vano, el arrepentimiento de no poder hacer algo mientras sentía como les arrebataban la vida siempre lo atormentaría como un recordatorio de su fracaso.

¿Qué tipo de francotirador no puede proteger a su capitán? Él.

Aunque ya no sean una tripulación, aunque su capitán este muerto y aunque ya no sea un pirata, aún puede proteger aquella cosa por la cuál sus compañeros dieron sus vidas: la piedra de los sueños. Habían perdido la piedra de la eternidad ese día, pero si ambas se encuentran separadas, su verdadero potencial no podrá ser liberado. Ese hombre, si se le puede considerar uno, vendrá en busca de ella. Después de todo, sus planes no podran completarse sin ella. Por eso, con la ayuda de los pocos supervivientes de su tripulación, fundaron el Reino Bourgeois.

El Reino fue diseñado para ocultar la piedra donde nadie pudiera encontrarla excepto alguien que conociera su ubicación. Durante generaciones, los secretos de la propia fundación del reino fueron transmitidos a la familia real. La misma familia real llevaba consigo una maldición que Bourgeois lamentablemente pasó a su nieto el día que murió.

Ese mismo nieto fue expulsado del reino porque su voluntad no era lo suficientemente fuerte como para luchar contra Hakuba. Y ahora aquél mismo nieto está de regreso en su tierra natal en una misión muy importante.

"Joven, ¿Vá a ordenar algo?" preguntó una joven a uno de sus clientes que aún no había hecho su pedido. "Oh, sí, por supuesto. Me gustaría un Crème brûlée y un poco de agua, por favor" respondió el cliente con unas gafas de aspecto extraño y una falsa barba blanca.

Cavendish estaba haciendo todo lo posible para permanecer en incógnito. Después de todo había sido desterrado del reino, por eso estaba usando un disfraz.

"Esto es realmente bueno. ¡Oye, señorita, puedes traerme un poco más, por favor!" Cavendish estaba disfrutando de su Crème brûlée cuando el que estaba en la mesa enfrente suya pidió alegremente otra ración. El panorama de la mesa ajena hizo que se le salieran los ojos de sus cuencas, era nada más y nada menos que un montón de platos vacios. Los suficientes como para pensar que una familia había comido ahí, cuando en realidad fue consecuencia de una sola persona.

"Aquí está su Crème brûlée joven" Su postre había llegado a el trayéndole de vuelta a sus asuntos. El tiene mejores cosas que hacer que preocuparse por un glotón.

Como encontrar una forma de contactarse con aquellas chicas. Si alguien puede ayudarle eran ellas.

"¡Esta noche en el castillo, habra un gran baile de máscaras! ¡Todos están invitados! ¡Organizado por nada más y nada menos que por las Tres Mosqueteras!" Mientras caminaba por las transitadas calles vio a uno de los anunciadores reales anunciando que hoy habrá un gran baile de máscaras.

Se abrió paso a través de la multitud para conseguir uno de los folletos que el anunciador estaba repartiendo. "¡Hey, ese es mío!" Agarró el último folleto al mismo tiempo que otra persona y lucharon tanto por él que se rompió. "¡Agh, mira lo que hiciste, cara de sapo!" se quejó, y pronto tuvieron que dejar de pelear y tratar de armarlo de nuevo.

Polluelos / ASL ONE PIECE FANFICWhere stories live. Discover now