Misery City [Farewell City #2 ]

30. Subterráneo.

—Tiempo sin vernos, Wentworth.

El aludido no comentó nada, simplemente se quedó observando a la mujer que tenía frente a él. Era una completa desconocida para él a pesar de tanto tiempo viviendo cosas juntos, peleas, conflictos o simplemente planeando estrategias para sobrevivir. Pero en ese momento no conocía a esa mujer y lamentaba que todo eso estuviera sucediéndole. Antes de conocer a Molly, cuando su madre los había enviado a comenzar la misión, Went había sentido una fuerte unión con Sarah. No era algo romántico o ese amor que tenía por Molly, pero si sentía que ellos juntos podían todo. Luego conoció a Molly y el sentimiento lo confundió, pero también dejó de lado a Sarah. Le falló y decidió abandonarla por seguir a la salvadora.

Went estaba seguro que Sarah mentía sobre la ausencia de sus sentimientos y en realidad tenía bastantes. Sólo que ella no lo quería ver, sino no tenía explicación porque lo buscaba tanto y seguía peleando una guerra sin sentido.

 —Pensé que finalmente habías encontrado una vida —se burló en voz alta Went al ver que Sarah se reía de su comportamiento. Ella levantaba el arma y le apuntaba, dejándolo a la deriva. Zeus trató de sacar su arma pero ella le disparó rápidamente, aunque no le dio pero eso logró que el arma saliera volando por los aires—. Vamos, eres mejor que esto.

—¿Mejor que esto? ¿Mejor que tú? Lo dudo, Wentworth —comenzó ella y él sabía que iba a recibir ese tipo de idioteces por parte de ella. No había manera de reaccionar con ella, siempre iba a ser su verdad la ganadora de la lucha. No podía comentarle nada, que siempre ella iba a tener la razón—. Eres despreciable, lo único que has hecho es entregarte a una persona que nada te da. Se nota que no comes bien, ni tampoco duermes... eres un parasito como todos los Iluminados y por eso voy a quitarte el dolor. Voy a terminar con todo tu sufrimiento y crear más en esa niñita.

Went suspiró, sabía que eso era lo que estaba buscando Sarah en ese momento: crearle más dolor a Molly. ¿Qué lucha interminable era esa? ¿Qué quería esa mujer de Molly? ¿Por qué había tanto odio en su cuerpo? ¿Por qué sólo decidía odiar? La odiaba tanto que a veces a Went le asustaba aquel pensamiento, tal vez demasiado.

—Ve a buscar a tu salvadora y dile que la sangre logrará que...

Antes de lograr decir una palabra, recibió un golpe que la dejó en el suelo por unos segundos. Sarah se puso de pie rápidamente, tambaleándose un poco luego pero aún estable y eso le sorprendió por unos instantes. El odio que sentía la mujer lograba que ella no se rindiera ante nada, que siguiera peleando incluso cuando el dolor era fuerte.

Molly había sido la culpable del golpe y a Went le sorprendió verla de aquel modo tan salvaje. A él le encantaba su chica cuando se comportaba de ese modo tan valiente y fuerte, pero le asustó verla tan ida. Entendía que su pelea era personal y que ambas debían terminar lo comenzado, pero temía que eso fuera una pelea más fuerte de lo que imaginaba. La joven lanzó el fierro que había usado para lastimar a Sarah y sacó su arma, levantándola con rapidez para comenzar a disparar contra la rubia.

—¡Molly! —exclamó un Went sorprendido por sus actitudes y su puntería, Molly había fallado en varias ocasiones sorprendiendo a todos por su mala puntería. Era aquel odio que la dominaba, que no la dejaba respirar y le impedía moverse con normalidad..

La rubia no se reía, sino que parecía bastante preocupada por las actitudes de Molly y, cuando menos lo esperaban, salió corriendo dejándolos solos. Went quiso dar un paso hacia delante, tratando de impedirle a Molly que fuera por ella, pero fue más rápida que él. Salió corriendo con su arma preparada y la comenzó a perseguir por las calles oscuras de Glory City.

Zeus tomó el brazo de Went, impidiéndole irse y le sorprendió su actitud. Went no sabía cómo podía terminar eso y temía que esas dos terminaran quitándose los ojos, como mujeres que eran. Al parecer, por la explicación de Zeus, él también lo sabía.