3. Novedades.

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Un grito ahogado, un llanto a lo lejos, palabras que no podía nombrar pero su boca anhelaban

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Un grito ahogado, un llanto a lo lejos, palabras que no podía nombrar pero su boca anhelaban. Ojos azules, labios rosas, cabellos castaños y hoyuelos. Hoyuelos por todos lados.
            Went despertó sobresaltado en plena medianoche, dejando escapar un grito ahogado que nombraba a una sola persona. Una nueva pesadilla atormentaba su vida. Los Guardianes no tenían pesadillas, ni se despertaban cubiertos de sudor en plena medianoche. El pecho del chico subía y bajaba enloquecido, consciente del problema que eso ocasionaba. Pero no podía evitarlo.
            Era ella.
            Ella aún habitaba en sus sueños sin importar cuan fuerte fuera la dosis que Sarah le daba. La chica visitaba sus sueños, los ojos azules. Molly Davies aun seguía en su vida y no podía quitársela tan fácilmente. NI siquiera en ese momento, con el torso desnudo dejando al descubierto la herida que ella le había dejado, podía olvidarla o volverla en su contra. Sus palabras decían una cosa, pero algo dentro de su pecho decía lo contrario. Estaba ahí, en su piel, en sus venas. Corría con libertad siendo peligroso para su vida.
            Se incorporó lentamente, sentándose en la cama que compartía con Sarah, y ocultó su rostro en sus manos. Went había sido liberado luego de muchos interrogatorios y exámenes. Mucho de ellos fueron aprobados gracias a su comportamiento y evolución, pero Went sabía que Sarah había ayudado mucho en eso. Si bien los Guardianes no sentían, aún existía el placer y Sarah tenía ese placer en la palma de su mano. Todos los hombres matarían por estar cinco minutos con ella y la rubia lo sabía. Tal vez era uno de los Guardianes más inteligentes que había conocido. Era increíble astuta y podía oler las situaciones desde kilómetros de distancia. Sarah siempre lo sabía todo. Incluso recostada en la misma cama que Went, con la sabana tapándole el cuerpo, sabía lo que él estaba viviendo.
            Tenía que quitársela de la cabeza de alguna manera. Lo sabía. Tenía que quitarse los ojos azules de su mente, los pequeños labios rosas que ya había probado y probaría una vez más. Se detuvo ante ese pensamiento sobresaltado, agradeciendo mentalmente no ser escuchado. Si Sarah estuviera al tanto de eso... tal vez  Went estaría durmiendo en la celda nuevamente. Notó aquel error en su mente. Su cuerpo aun deseaba a la salvadora de Farewell. Su mente no lo hacía gracias a las dosis que Sarah le daba, pero su cuerpo aun sentía escalofríos por las noches cuando recordaba sus besos. ¿Ella estaría pensando en él? ¿Ella estaría sintiendo lo mismo?
            Por supuesto que no.
            Ella estaba con Owen. Con su compañero o mejor dicho, antiguo compañero de vida. Owen siempre había estado enamorado de Molly, desde que se conocieron de pequeños y había buscado a la chica toda su vida sin lograrlo. Cuando la encontraron, no mostró dolor cuando Went fue quien la conquistó. A veces se encontraba lamentando la perdida de Owen, porque había sido un buen compañero tanto en batalla como en la vida misma. A veces deseaba que fuera un Guardián como él, para poder permanecer a su lado. Esos pensamientos eran erróneos, por lo tanto, no los pensaba en voz alta.
            Pero cuando recordaba la última conversación que había tenido con Molly, desde la radio, y como ella lo confundió con Owen... algo nuevo y desconocido nacía en su cuerpo. Ella estaba con él. Conociendo a Owen seguramente pasaban todo el tiempo junto. Ella le sonreía a él. Lo miraba con esos ojos azules llenos de brillos. Lo besaba a él con esos labios pequeños demasiado rosas.  Ella seguramente dormía entre sus brazos y no en los suyos. Molly le pertenecía completamente a Owen... y él ni siquiera se pertenecía a él mismo.
            —Yo sí creo en ti —dijo una voz a lo lejos, despertando el interés de Molly aun en el sector de las reuniones. No sólo fue la voz que le sobresaltó, sino la esperanza de saber que alguien creía en ella en aquel lugar. Algo que veía imposible en ese momento. Levantó la mirada recorriendo con ella el lugar en donde los Iluminados daban sus conocidas reuniones, hasta que se encontró con el dueño de aquella voz. Owen chasqueó la lengua al ver al chico sentado en una de las butacas.

Misery City [Farewell City #2 ]Where stories live. Discover now