12. Aliados.

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Las tiras de ropa caían en el suelo o en la camilla, pequeñas gotas de vodka caían en el suelo como también lo hacían las puntas de los cabellos de Went

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Las tiras de ropa caían en el suelo o en la camilla, pequeñas gotas de vodka caían en el suelo como también lo hacían las puntas de los cabellos de Went. Molly notó que tenía el cabello más largo que antes y le dolió admitir que le quedaba mucho mejor. La tensión crecía nuevamente en el aire, vivía entre ellos y volaba como las alas diminutas de las mariposas.

Molly tenía dedos largos debido a los tiempos tocando las teclas del piano de Moritz, por lo tanto era ágil con las vendas y las heridas. No necesitaba estudiar medicina para saber cómo curar heridas, había nacido para eso. Y bueno, Moritz le había enseñado algunas cosas.

Went respiraba con dificultades cuando Molly limpiaba las heridas sobre su cuerpo, logrando temblar cada vez que eso sucedía. La proximidad era demasiada y le producía una increíble incomodidad que Went no ayudaba a cambiar cuando levantaba la mirada para observarla con aquellos ojos marrones tan tristes.

—Tengo que coser esto. Está muy mal. Sino se infectara.

—¿Ahora sabes coser?

—Cállate —se quejó ella al instante, lamentando haberle hablado. Le molestaba muchísimo que Went tuviera perfume, algo muy tonto de su parte, pero le molestaba. Demostraba la vida privilegiada que había tenido a diferencia de ella, que no sabía lo que era aquella colonia.

—¿Por qué me curas? Podrías dejarme herido.

Molly sabía que él tenía razón, o eso creía ella. Podía dejarlo herido e interrogarlo. Pero ni siquiera Owen habría permitido aquello. Ellos no eran Guardianes, estaban vivos y ayudaban al prójimo, solamente cuando el prójimo había sido uno de ellos.

—Lo hago porque yo te traje aquí. Estás herido no sólo por mi padre sino por mi culpa —le explicó con tranquilidad, quitando el último trozo de camisa que estaba aún pegado en la sangre de Went.

—No es tu culpa el padre que tienes. Mira el mío, e golpeaba cada vez que lloraba. Y créeme, lloraba muy a menudo.

—Eras todo un llorón.

—Era.

Molly giró los ojos resoplando cansada de su actitud y Went aprovechó la oportunidad para hacer algo parecido a lo que ella hizo. Sopló suavemente su rostro logrando que un cabello de la chica se desprendiera del agarre en su oreja, aquel rebelde se posó sobre su frente, tapándole la vista. Levantó su mano herida y acomodó el cabello de la chica con total delicadeza, algo que dejó a Molly en completo silencio, sin encontrar las palabras que soltar en aquel momento.

—Quiero volver, Molly. Déjame volver.

Cuando ella comenzó a objetar aquello, Owen entró a la enfermería abriendo las puertas lo suficientemente fuerte como para que ellos lo escucharan y se alejaran. Aunque sólo fue Molly quien se alejó de Went, él permaneció en su lugar con la sonrisa en el rostro. Junto a Owen estaba una chica pelirroja que Molly nunca había visto pero creía reconocer de algún lado. Ella se acercó a Went sin dudarlo o tener miedo de lo que sucedería al estar cerca de alguien como él. Anteriormente, cuando Went estaba en el Cuartel muchas personas no se acercaban a él por ser hijo de Guardianes. Pero aquella chica no tenía miedo alguno.

Misery City [Farewell City #2 ]Where stories live. Discover now