31. Soluciones.

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—No, no, Hailee, por favor no...

Molly sintió su corazón partirse en dos por completo al escuchar el llanto del amor de su vida y su angustia, pero nada pudo hacer. Simplemente cerró los ojos y se acercó lentamente a él para tratar de demostrarle que estaba a su lado. Le habían disparado en algún momento que nadie pudo ver y en ese instante perdía la vida lentamente.

No era justo, no lo era. Era tan pequeña, tan adorable, tan decidida a pelear por los Iluminados cuando recién los conocía. Era la hermana de Went y estaba confundida como él, pero respiraba revolución como ellos. Y esa revolución la había matado.

Went la abrazaba con fuerza, sollozando como si fuera un niño que perdiera su juguete favorito pero podía entenderlo por completo. Acaba de ver a su hermano quedarse solo en los túneles más peligrosos y no había ni siquiera podido pedirle perdón.

Dejó caer un par de lágrimas que secó rápidamente, tratando de mostrarse fuerte frente a todas esas personas. No tenía tiempo de llorar, no podía permitirse aquello y debía luchar contra sus sentimientos. Went le susurraba cosas dulces a Hailee, para que su muerte fuera más llevadera y le recordaba cuanto la quería pero todos sabían cuánto le dolía. ¡La acababa de volver a ver y estaba perdiéndola nuevamente!

Molly sentía su mundo caerse mientras subían en aquel elevador y se preguntó si realmente había hecho las cosas bien, si valía la pena todo lo que estaban haciendo por dos personas. Comprendió que ella estaba engañándose sobre eso, estaban yendo a destruir a los Guardianes. La misión había dejado de ser de rescate hacía varias horas. Lo veía en los ojos de todos los presentes, veía su odio y sus ganas de seguir luchando a pesar de las caídas. Cada vez perdían más personas, pero ella quería seguir firme y demostrarles que todo iba a estar bien. Lo lograrían, se merecían lograrlo.

Went apareció delante de ella hecho un desastre y la chica lo único que hizo fue tomar su mano. Él le agradeció ese mínimo gesto, sabiendo que no podía romperse en ese momento por más que lo necesitara. Quiso pedirle perdón, por sacar a su hermana de las cuevas y llevarla a una vida tan horrible pero no quería lastimarlo más. En algún momento iba a tener que decírselo. Observó a su cuñada y pensó con angustia que nuevamente alguien había muerto por su culpa.

Finalmente el elevador se detuvo y se alejaron de la plataforma que al instante comenzó a descender. Zeus se quedó y bajó con ella, jurándole a su hermana que iba a encontrar a War y prometiéndole lo mismo a Molly.

—¡Sé que nos salvarás, Gabrielcita! ¡Tú puedes!

—¿Tiene que hablar como si fuera una despedida? —se quejó Gabriel furioso cuando lo vio irse y Molly pudo ver bastante angustia en sus ojos. Él también había sufrido bastante todo eso pero no demostraba nada de lo que sentía y eso le molestaba un poco a Molly.

—Acostúmbrate a empezar a escucharlas, porque vamos a decirlas muy seguido —atacó Went y comenzó a seguir a Molly.

Estaban en la sala de depósito del cuartel, en donde estaba lleno de armas y autos que no se usaban. Rápidamente se abastecieron con las armas, sin pensarlo varias veces y Molly se guardó varias dagas en sus bolsillos, por si acaso. Athena dio un par de indicaciones pero Went era quien más sabía hacia donde debían dirigirse, por lo tanto fue Molly quien terminó dando las órdenes y dio una que creó demasiados conflictos. Dividió en grupos.

—No, no y no —comenzó Gabriel al notar que ella lo había dejado en un grupo diferente a ella pero no soltó ni una palabra, simplemente se quedó en silencio. Molly había decidido enviarlo con Athena, que conocía el lugar y un par de jóvenes, mientras que ella iba sola con Went. Él asintió aceptándolo, casi encontrándolo justo—. No voy a dejarte sola con este idiota, ya te ha tratado de matar.

Misery City [Farewell City #2 ]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang