Chiara, confía

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— No vas a irte como ayer y como antes de ayer.— La rubia rodó suavemente los ojos, mirando hacia Chiara, la cual se había puesto en mitad de la puerta, abriendo sus brazos para bloquearla al completo. — Vamos a hablar. Y me la pela que quieras o no. No voy a dejarte salir de aquí hasta que no hablemos y solucionemos las cosas. 

Elizabet tragó suavemente en seco, mirando hacia Chiara. No quería hablar, no quería hablar de eso y menos de eso y con ella. ¿Y si la tachaba de cobarde? ¿Y si se alejaba del todo de ella por culpa de su familia? O, peor, ¿y si insistía en intentar ayudarla? Quería protegerla, protegerla de todo lo que podría traer el ser su novia, el estar con ella, pero si le ayudaba sería muy complicado. 

— No hay nada de que hablar.— Susurró Elizabeth tratando de disimular lo rota que estaba su voz en esos momentos.

— Oh, yo creo que si.— Insistió Chiara, ladeando su cabeza hacia Elizabeth. —  ¿Te doy ideas de sobre qué podemos hablar? 

— ¿Sobre lo bonita que se ha quedado la noche? — Vaciló Elizabeth, bajando su mirada al ver la cara de la menorquina.— Lo siento.— Susurró, tendía a hacer bromas cuando estaba en una situación que no le gustaba o que le ponía demasiado nerviosa/tensa.

— Podemos hablar sobre el por qué de repente en Navidades decidiste ignorar a tu novia, el por qué al volver la dejaste sin decir nada, el por qué tienes un puto moratón en tu mejilla o ¡del por qué parece que no sabes hablar las cosas!

Los ojos de la rubia no tardaron en aguarse, no le gustaba que la gente le gritase porque no era capaz muchas veces de gritar de vuelta, porque su voz se le rompía y sus ojos se le ponían llorosos, justo como en ese momento. Apretó sus puños, tratando de evitar que las lágrimas se escapasen de sus ojos.

For the love of god, Elizabeth, ¡di algo! — Suspiró Chiara exasperada, echando su cabeza hacia atrás al ver que la rubia no parecía dispuesta a decir nada.— Aunque no hables no voy a dejarte salir de aquí, que lo sepas. 

— ¿Qué quieres que te diga? — Preguntó Elizabeth, alzando su mirada hacia Chiara, la cual tuvo que contenerse de lanzarse a abrazarla cuando vio sus ojos llorosos.— ¿Qué quieres que te diga que no sepas ya?

— Hombre, teniendo en cuenta que no sé nada cualquier cosa me vale.— Murmuró Chiara, echando su cabello hacia atrás para después cruzarse de brazos.

— Puedes imaginártelo.— Chiara quiso darle un golpe a la chica que tenía en frente, le estaba sacando de sus casillas.

—  ¿Cómo quieres que me lo imagine si no se casi nada de ti? — Preguntó la pelinegra, tratando de calmarse.— No se si es que tienes un exnovio loco que te ha pegado, si es que alguien te han atracado, si tus hermanas están locas ¡o si tienes un perro que ha querido jugar con tu cabeza como pelota! 

Elizabeth no pudo evitar soltar una pequeña risa al escuchar las palabras de Chiara, la cual, al ver a Elizabeth riendo, una pequeña sonrisa se escapó de sus labios, llevaba mucho tiempo sin verla reír, sin verla reír por algo que ella había dicho. 

— Liz... — Susurró Chiara, separándose de la puerta, dejándola libre por si Elizabeth quería salir.— Si quieres irte de aquí adelante, hazlo. Pero... Yo no quiero acabar así contigo.— Elizabeth sintió todo su cuerpo dando un vuelco.— No se tú, pero yo siento que entre nosotras aún quedan muchas cosas por vivir y... tal vez sea una tontería, no lo sé, pero... Pero no quiero perderlo. I don't want to lose it and I don't want to lose you.

El silencio inundó aquel box. Chiara se había sentado en una silla, apoyando sus brazos contra el piano, mientras que Elizabeth seguía de pie, en el mismo sitio de antes, estática, quieta, como si estuviese completamente congelada en el sitio.

El juego de quererte en secreto [Chiara OT 2023]Where stories live. Discover now