El juego de quererte en secreto [Chiara OT 2023]

¿Gustar o enamorar?

A petición de Naiara, nadie le mencionó a Elizabeth nada sobre lo de la noche anterior y fingieron completa normalidad. A la rubia le pareció algo extraño, pero lo que ella no sabía era que Naiara estaba moviendo todos los hilos posibles para evitar que Elizabeth volviera a su casa al salir de la academia de Operación Triunfo.

El sábado se pasó completamente lleno de ensayos, dejando a Elizabeth y a Violeta completamente exhaustas, ya que tuvieron que hacer el número completo como veinte veces aquel día para perfeccionar la coreografía. Era por eso que, ya a la noche, con el directo ya acabado, estaban tiradas en el sofá mientras los demás montaban una fiesta improvisada en la sala de ensayos.

— Dios, estoy muerta.— Susurró Violeta, le dolía todo el cuerpo, como si hubiesen tenido clase de fitness durante todo el día. 

— Tener clase con Vicky y con Abril seguido es lo mejor pero es matador.— Violeta estuvo completamente de acuerdo con las palabras de la menor.

— Por cierto, ya he hablado con Amelie.— Elizabeth se incorporó en el sofá, mirando a Violeta.— Lo ha entendido todo. Me ha dicho que no puede estar enfadad conmigo porque es algo que yo no controlo, y que cuando vuelva a Motril tendremos que hablar para aclarar todo bien, pero que esperaba poder seguir siendo amigas.

— Ay, que maja.— Violeta asintió suavemente, aunque aún se sentía algo mal por haber tenido que hacer así las cosas.— Aún quiero conocerla, aunque no seáis nada.

— Sabes que estás invitadísima a Motril, mi hermana estaría encantada de que vinieras. — Elizabeth sonrió suavemente y abrazó con fuerza a Violeta, tumbándose encima de ella. La pelirroja le pasó ambas manos por su espalda, correspondiendo al abrazo.

— ¿Tú qué tal con Kiki? — Preguntó la mayor acariciando la espalda de Elizabeth por encima de la tela de su camiseta.

— Ayer hablé con ella.

Violeta la miró orgullosa, no sabía el por qué pero sí que sabía que a la francesa le costaba bastante hablar las cosas, le costaba abrirse y expresar como se sentía, y por ello estaba orgullosa de que, aunque sea, hubiese sido capaz de sincerarse con Chiara, ayudando así a que lo que tengan entre ellas sea más fácil para ambas. 

— Creo que fue bien.— Siguió explicando la rubia, reposando su cabeza contra el pecho de Violeta. —   Le expliqué todo y me entendió a la perfección, me dijo que no quería perderme por una tontería.— Violeta rió suavemente al notar la sonrisa con la que Elizabeth estaba contando eso.— Y me dijo que quería que me sintiera cómoda y segura con ella y... no se Vio, me trata tan bien que me da muchísimo miedo hacerle daño.

La menor hizo más fuerte el abrazo con la pelirroja, como si tratase de protegerse de algo, como si tratase de protegerse de sí misma. Violeta siguió acariciando la espalda de la menor, no sabía por qué esta pensaba tan mal de sí misma, como si cualquier cosa que se acercarse a ella iba a acabar mal. Tenía una muy mala figura sobre sí misma, y a Violeta le preocupaba aquello.

— ¿Por qué piensas que vas a hacerle daño? — Elizabeth alzó ambos hombros.

— Supongo que no es que piense que voy a hacerla daño, sino que me da miedo perderla por ser una gilipollas.— Explicó la rubia en mitad de un suspiro.—  Es... es un ser de luz, Violeta, te juro que nunca en mi vida he conocido a alguien tan... tan buena, tan pura, con tan buen corazón... — Se dio la vuelta quitándose de encima de Violeta y tumbándose a su lado, poniendo ambas manos sobre su rostro.—  Estoy completamente enamorada de ella, Vio. 

— Lo sé, se te nota en la mirada y en la sonrisa cada vez que hablas de ella.— Elizabeth pudo notar como sus mejillas enrojecían, por lo que siguió con las manos sobre su rostro.— Y apostaría por mi perra que ese sentimiento es mutuo.