/2/

66 0 0
                                    

—¿Por qué estás con esa cara tan seria? —preguntó Wood.

—Será porque es la cara que tengo —apoyé mi mejilla izquierda en mi puño y resoplé.

—A más de una le gustaría estar en tu lugar.

 —¿Estar sentada al lado de un chico egocéntrico que no se calla? Que me llamen por favor. 

 —¿Algo que aportar a la clase Wood y Stone? —preguntó la profesora de filosofía. Toda la clase se giró a vernos a Wood y a mi, y cuando digo toda, es TODA. En ese momento sentí como mis mejillas se empezaban a tornar a un color rojizo, y al segundo, escuché una pequeña risa de Wood.

—Nada, lo sentimos, no volverá a pasar —me adelanté a decir, sabía que cualquier palabra que dijera Theodore iba a estropear más aún la situación, y no quería que los demás nos siguieran mirando por más tiempo.

—Eso espero —la profesora continuó dando su clase, y yo aproveché para seguir pintorreando en mi cuaderno.


Como hoy no íbamos a tomar apuntes ni nada por el estilo, me pasé la siguiente hora sin hacer prácticamente nada, en algún momento intentaba prestar atención al profesor, pero el aburrimiento podía conmigo, incluso Theodore había preferido dormirse antes que escuchar la vida del profesor. Buena opción.

Cuando escuché el timbre sonar, salí pitando de la clase, y fui directa al comedor. Al ser Lunes,  tocaba una porción de pizza. Cuando la obtuve me senté en una mesa al fondo del comedor y empecé a comer, saqué de mi mochila una botella de agua, mis cascos, y empecé a escuchar música. A los pocos minutos, noté como la mesa se iba llenando de gente. Levanté la mirada y eran el grupo de Emily, con esta misma enfrente mía. Lo que me faltaba.

—¿Qué queréis? —descolgué un auricular de mi oreja y lo deje caer sobre mi pecho.

—Que te alejes de Theodore —comentó Emily.

—Ya te lo he dicho antes. No voy a pelearme ni contigo ni con nadie, y menos por un chico. Esta conversación me parece absurda —la miré fijamente a los ojos y levanté una ceja—. ¿Algo más que decir o me podéis dejar tranquila de una vez?  —Emily abrió la boca con la intención de decir algo más, pero en cambio fue interrumpida por una voz, y no precisamente por la mía.

—Eso, ¿algo más? —Emily se giró para mirar a Wood, el cuál estaba esperando la respuesta de la rubia.

—¿Acaso la estás defendiendo? —se levantó bruscamente de la silla, y se cruzó de brazos. Exagerada.

 —No lo sé, ¿lo estoy haciendo? —vaciló por un momento, e imitó la postura de Emily. 

Emily se fue pitando de la cafetería hecha una furia, y como no, todas sus amigas la siguieron como perritos falderos.

Se sentó delante mía y entrelazó sus manos.

— ¿Cómo te va Stone?

—¿Desde cuando tú y yo somos amigos? —pregunté.

—¿Quién dijo amigos? Sólo te vi algo apurada, y decidí echarte un cable —se encogió de hombros y sonrió con inocencia.  

—No necesitaba tu ayuda, nunca te he dicho que la necesitara —asintió, y me observó por unos instantes.

—¿Por qué no te vas con tus amigos? —señalé la mesa en la que estaban todos ellos—. Seguro que te están esperando.

—¿Qué haces aquí tú sola? —vaya, este chico sí que evadía mis preguntas—. ¿Estás esperando a alguien?

—Esperaba poder escuchar música tranquilamente, mientras me comía mi porción de pizza.

—¡Perfecto! —ignoró todo lo que dije, bravo—. ¿Entonces no te importará que me quedé contigo no?

—Repito, tus amigos te estarán esperando Wood. 

—Mis amigos pueden esperar un rato más Stone —replicó, y al instante se sentó delante mía. 

—Está bien —me rendí—. ¿Qué quieres?

—Quiero saber tu nombre —me reí, y mordí un cacho de pizza—. He estado preguntado por ahí tu nombre, y nadie lo sabe.

—Eso me dolió —me llevé la mano a mi pecho y puse cara de dolor—. Puede ser porque no has buscado bien —comenté mientras me encogía de hombros—. Tampoco es tan difícil saberlo, llevo en este instituto desde el primer curso.

—¿A qué se debe tanto misterio? 

—No es misterio, pero no le voy a decir mi nombre a un desconocido, que quién sabe, podría ser un asesino en serie —se empezó a reír en cuanto dije eso y negó repetidamente con la cabeza.

—No soy un desconocido cuando todo el instituto sabe quién soy.  

—La gente solo conoce de ti, lo que tú quieres que sepan —contesté—. Me apuesto lo que tú quieras, a que no saben cuál es tu película favorita, o cuál es tu lugar favorito en el mundo.

—Australia.

—¿Qué? —pregunté totalmente desconcertada.

—Mi lugar favorito en el mundo, es Australia —repitió—. Ya sabes algo más sobre mí, con lo cuál, ya me puedes decir tu nombre.  

—Podrías seguir siendo un asesino en serie, eso nunca se descarta —di otro mordisco a la pizza y levanté los hombros en forma de diferencia.

—Eso es cierto Stone, quién sabe —imitó mis palabras—. Podrías estar ahora mismo hablando con un asesino en serie.

—Pero... —guardé la botella de agua en mi mochila, la coloqué en mi hombro, cogí la porción de pizza y me levanté—. Nunca lo sabremos.

—Hasta luego Stone —se despidió Theodore.

Hasta luego Wood —pensé.


GREENWhere stories live. Discover now