/11/

25 0 0
                                    

—❝¿Perdón? ❞ —escribí al segundo de leer el mensaje anterior.

—❝Se me había olvidado decírtelo, soy Theo.

—❝¿Cómo has conseguido mi número?❞ — escribí tan rápido como pude.
¿Quién podía haberle pasado mi número de teléfono? ¿Rikki? Imposible, hace tan solo unas pocas horas desde que le conté lo sucedido con Theo, aparte de que en su vida ha hablado con él, al menos que yo supiera.

—❝Tengo mis contactos. No llegues tarde.

—❝No puedo ir, estoy cuidando de mi hermano.

—❝No importa, él puede venir también. Me cae bien.

—❝Está bien.❞ —envié rápidamente un mensaje a mi madre, explicándola que iba a salir a dar una vuelta con James, y que de paso estaríamos un rato con Theo.
Prefería decirle ahora la verdad, que tener que volver a mentirle. Al fin y al cabo, era mi madre y debía confiar en mí.

Cuando llegamos a la hora dicha en la calle principal, me esperaba de todo, menos encontrar a Theodore acompañado de una pequeña niña.

—Ya estamos aquí —mi hermano nada más ver a Theodore se echó encima de él, y le dio un fuerte abrazo. Claro que toda la fuerza que puede tener un niño pequeño.

—Danielle, James, os presento a mi hermana pequeña; Lucy —la niña nos sonrió ampliamente, y nada más hacerlo, me recordó muchísimo a su hermano. Los dos tenían el mismo cabello rubio, y un carisma inigualable, pero en cambio ella tenía los ojos azules, y parecía una muñeca sacada de una revista.

Decidimos ir a un parque que estaba cerca de allí, para que nuestros hermanos pudieran jugar. Theo y yo nos sentamos en un banco, mientras que alguna que otra vez les echábamos un ojo.

—Parece que se llevan bien, incluso mejor que nosotros dos —dijo Theo mientras veía como estaban jugando a un pilla-pilla.

Me reí ante tal comentario, porque en el fondo sabía que era verdad, y que nuestros hermanos harían muy buenas migas.

—¿Y para qué querías verme? —me recogí el pelo en una coleta alta mientras esperaba su respuesta

—Ya te dije, que algún día quería quedar contigo, y ese día es hoy.

—¿No me digas que te estás enamorando de mí? —me reí al segundo de decirlo en voz alta, y la verdad es que dicho en público sonaba más ridículo, aún si era posible, que en mi cabeza— Acuérdate de la apuesta Wood.

—Stone eres incluso más creída de lo que pensaba —me guiñó un ojo y se rió a carcajadas hasta casi llorar.

—¡Pero si el único creído aquí, eres tú! —me crucé de brazos y suspiré— ¿Quién es el que tiene a medio instituto babeando por sus huesos?

—Cierto, pero tampoco puedo hacer nada para evitarlo, no es mi problema que sea tan guapo —se encogió de hombros y me guiñó un ojo.

—Solo espero que tu hermana de mayor no sea igual que tú.

—¿Por qué no?

—Oh vamos, estoy segura de que el mundo no quiere tener una mini Theo con aires de superioridad, con uno ya sobra.

—En el fondo te encanta que sea así.

—Puede que todos los demás se crean la imagen que tienes que les das a entender, pero solo hay que hablar contigo durante cinco minutos para saber que eres totalmente lo contrario.

No dijo nada, simplemente me miró durante unos segundos, y después agachó la cabeza ladeándola mientras se reía.

—¿Al final vendrás a mí fiesta de cumpleaños?

—Lo más seguro sea que no.

—¡Venga ya! Aunque no te deje tú madre, escápate, solo será una noche.

—Sigo castigada, ¿recuerdas?

—¿Y qué? Haz lo que tú quieras por una vez en tu vida Stone, solo vives una.

GREENWhere stories live. Discover now