/5/

30 0 0
                                    

—Cuéntame algo sobre ti —Wood estaba sentado al lado mía comiéndose un sándwich que había sacado de su mochila.

—¿El qué? Soy una persona bastante normal.

—Stone —se levantó y se cruzó de brazos—. Eres una persona de todo menos normal.

—¿Gracias? —pregunté dudosa. No sabía exactamente si eso era un cumplido, o un insulto.

—Dime lo que más te guste hacer, lo primero que se te pase por la cabeza.

—Viajar. Antes de morirme quiero viajar por todo el mundo, y aunque sé que es imposible que vaya a todos los países que me gustaría ir, me encantaría viajar a cada rincón de cada país que visite, sería una pasada. ¿No crees? ¿Y a ti que te gustaría hacer?

—Me encantaría trabajar en el mundo de la televisión, ya sea haciendo entrevistas, o saliendo en la televisión dando los informativos —cuando volvió a sentarse al lado mía, le robé su sándwich y le di un bocado.

—Mmm... queso —lo saboreé y le miré inocentemente—. Muy rico. Toma —le ofrecí su propio sándwich y sonreí.

—Me debes una. Ya verás.

—Eso ya lo veremos. Por cierto, quiero hacerte una pregunta.

—Dispara.

—No entiendo la razón por la que quieres estar conmigo. No me refiero en terreno amoroso, ya que ambos sabemos que nunca podremos tener nada. Si no más bien en lado amistoso. ¿Qué hace una persona como tú queriendo ser amigo de una persona como yo?

—¿A qué te refieres? —me miró y por unos instantes su mirada parecía sincera, confusa. No entendía nada lo que le acababa de decir, o no quería entenderlo.

—Míranos, somos totalmente distintos —primero le señalé a él, y después a mí—. Tú eres uno de los chicos más populares del instituto, toda chica a la que le pregunte seguro que se moriría de ganas por estar contigo aunque solo fuera un segundo. ¿Y yo? Estoy más que segura que si dejara de ir al instituto nadie se daría cuenta.

—Yo me daría cuenta —dijo al segundo que yo acabara de hablar— ¿De verdad piensas eso? —asentí muy segura de todo lo que había dicho anteriormente.

—Tienes razón en que somos totalmente distintos. ¿Pero y qué? Lo aburrido sería si fuéramos totalmente iguales ¿o no? —me dedicó una sonrisa pícara y yo enarqué una ceja—. Está bien, te lo explicaré de una mejor manera: la cosa es que quiero estar contigo porque me das curiosidad. No te estoy pidiendo ninguna cita, y en ningún momento hemos dicho ninguno de los dos que nos gustamos, pero créeme, con el tiempo acabarás perdidamente enamorada de mi.

Ese fue el mejor chiste que había escuchado en toda mi vida, así que me reí hasta llorar (literalmente). Me podían pasar miles de cosas en la vida, pero la última sería que me enamorara de un chico como él. No entraba para nada en mis planes.

—Créeme tú a mí cuando te digo, que eres tú el que acabará enamorado de mi.

—Cien pavos a que no aguantas hasta el fin de curso a darme un beso.

—Lo mismo te digo —entrelazamos nuestras manos por unos segundos y sonreímos.

Ni loca iba a perder tanto dinero por una estupidez tan grande como enamorarme de Theodore Wood.

GREENWhere stories live. Discover now