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—¿Entonces crees que mi madre no se dará cuenta? —pregunté nerviosa, seguro que algo iba a fallar.

—Deja de preocuparte Danielle, no puedes tener tanta mala suerte, ni que fueras yo —comentó Rikki por Skype.

—Pero imagínate que algo sale mal, me castigarían de por vida.

—¿Quieres parar de ser tan negativa? Hemos repasado el plan cientos de veces; cuando acabes de cenar, les dices a tus padres que te subes a dormir a tu cuarto, y cuando sean las doce, que ya estarán más que dormidos, te vas arreglando, y sales como un fantasma de tu casa. No es tan difícil.

—La cuestión es que para ti esto es tu pan de cada día, para mí no.

—Bla, bla, bla. Deja de ponerte excusas a ti misma. Cuando hayas salido de tu casa me mandas un mensaje, y si te aburres demasiado allí, ya sabes que no tienes por qué quedarte. Y recuérdalo, antes de que haya amanecido tienes que estar en tu casa.

—Entendido mi capitana.

(...)

Cuando me miré en el espejo, no estaba nada mal para ser justos, tenía un pantalón pitillo largo de color negro, y un top blanco que me dejaba los hombros al aire, más mis queridísimas vans. Me hice una coleta alta, y me puse algo de rímel en las pestañas, corrector, un poco de iluminador encima de los pómulos, y un pintalabios suave. Ya estaba lista.
Bajé silenciosamente hacia la entrada de mi casa, cogí las llaves que estaban en el recibidor, y al cerrar la puerta intenté hacer el mínimo sonido posible.

—Conseguido —le mandé el mensaje a Rikki, la cual al instante me contestó.

—¡Ahora pásatelo genial, y arrasa en la fiesta! Espero que a Wood no se le caiga mucho la baba al verte —me reí al leer el mensaje y bloqueé la pantalla del teléfono.

Ahora me tocaba andar hasta la casa de Theo, me esperaba un largo camino.

(...)

Cuando llegué, la música estaba a todo volumen, y el patio estaba repleto de gente, ya sea bebiendo o bailando. Decidí entrar en la casa, mi plan era el siguiente: encontrar a Wood para que al menos supiera que he venido a su fiesta (ya que no paraba de insistir), y si veía que el ambiente no estaba tan mal me quedaría, y si no, me iría por donde me había venido.

Entré en la casa de Theo, y caminé hasta llegar al salón, haciéndome paso entre toda la multitud, ya la gran parte de todos ellos estaban ya borrachos. Por mucho que intentara encontrarle no le veía por ningún lado. Cuando giré sobre mis talones, mi búsqueda fue interrumpida por una mirada posada sobre mí, pero no era la de Wood.

GREENWhere stories live. Discover now