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—¡Cuidado por dónde vas! —le grité a mi hermano mientras se dirigía corriendo a jugar con sus amigos.

Mi madre había decidido que como parte de su castigo, aparte de tener que limpiar toda la casa este fin de semana, era una buena idea cuidar de mi hermano toda la tarde. Así que eso estaba haciendo, pero como el tiempo que hacía fuera era demasiado bueno como para estar en casa, decidí llevarle al parque.

Tom tan sólo tenía once años, pero era todo un desastre de crío, y él con su edad ya había hecho más trastadas que yo en toda mi vida. Y eso ya era decir.

Me senté en un banco que estaba enfrente de donde estaba jugando mi hermano, y empecé a leer uno de mis libros favoritos, Hush Hush, mientras que echaba alguna que otra mirada a Thomas.

Hasta que un balón llegó a mis pies.

—Anda Tom... —cogí el balón sin apartar en ningún momento la mirada del libro—. Ten más cuidado, no quiero enterarme de que has dado a alguien con la pelota.

—¿Tom? —esa no era la voz de mi hermano. Quité la mirada del libro y la fijé en la persona que tenía delante. Era mi querido amigo Wood.

—Pensé que... —miré por un segundo a mi hermano, quién efectivamente estaba jugando al fútbol con sus amigos, y volví a centrar mi atención a Theodore—. Nada, olvídalo.

—Toma —le ofrecí el balón y él lo cogió con una sonrisa.

—¡Eh tío vienes a jugar o qué? —gritó un amigo de Wood desde el otro lado del césped.

—¡Id jugando vosotros sin mí! —le lanzó el balón y me miró mientras sonreía—. ¡Vuelvo en un momento! —su amigo simplemente cogió el balón, y volvió con los demás.

—¿Qué haces aquí? —se sentó al lado mía, y se pasó la mano por el pelo, sacudiéndolo.

—Esto —señalé al libro que tenía en la mano—. Es un libro, no sé si sabes para lo que sirve, es para leer. Y esto —señalé al banco en el que estábamos sentados—. Es un banco que sirve para sentar tu culo en él.

—A veces tu inteligencia me sorprende más de lo que esperaba —Wood respondió irónicamente.

—¿A que sí? —sonreí ampliamente y me reí, algo que al segundo, Wood imitó—. Por cierto, no voy a poder ir a tu fiesta de este Sábado.

—¿Y eso Stone? —se podría decir que su tono era algo serio, pero teniendo en cuenta de que estábamos hablando de una persona como Theodore Wood, estaba completamente equivocada.

—Mi madre me castigó por lo del instituto, y tengo que estar todo el fin de semana limpiando la casa.

—No jodas Danielle, ¿me lo estás diciendo enserio?

—¿Tengo cara de estar bromeando? —levanté una ceja y me encogí de hombros.

—En verdad... desde que te conozco no has bromeado ni una sola vez Stone.

—Cállate Theodore —decidí ignorarlo y seguir leyendo Hush Hush. Pero al rato volví a escuchar la voz de Wood:

—¿Quién es Tom? —preguntó, demasiado directo diría yo.

—¿Perdón? —me miró y sin quererlo, le entendí a la perfección—. ¿No te vas a cansar nunca no? —Wood negó con la cabeza respondiendo así a mi pregunta.

—¿Ves al chico de la camiseta roja, y pelo castaño? —sonreí al instante de ver a mi hermano, era tan pequeño y estaba tan lleno de vida y de ilusión... Sin duda es lo mejor que mi madre me pudo dar hace diez años. Theo asintió mientras observaba cómo mi hermano estaba corriendo de un lado a otro detrás del balón.

—Pues te presento a mi querido hermano pequeño, Tom Stone.

—Vaya Danielle, tu hermano pequeño es mucho más guapo que tú —se rió de su propio chiste y chocó su hombro con el mío.

Le di un suave puñetazo en su hombro, y le dije:

—Sin duda soy yo la que se ha llevado todos los buenos genes. Tan sólo mírame.

—Ya lo hago —respondió al segundo, y su voz sonó con tanta seguridad y firmeza, que parecía que lo que decía, él lo pensaba de verdad. No le contesté, y seguí leyendo el libro hasta que volví a escuchar su voz:

—¿Puedo conocerlo? —le miré a los ojos y asentí.

—¡Thomas ven un momento! —mi hermano salió corriendo del césped y llegó hasta dónde nos encontrábamos Wood y yo.

—Thomas, te presento a un compañero de clase —me giré a Theodore señalándole y vi como sonreía a mi hermano.

—¡Hola! Soy Tom—mi hermano sonrió ampliamente.

—Me llamo Theodore—Wood ofreció su mano a mi hermano, y este se la apretó suavemente.

—¿Eres el nuevo novio de mi hermana? —preguntó con una sonrisa pícara.

—¡No! —contestamos los dos a la vez.

—Dios Tom¿Cómo se te ocurre preguntar eso? —cada segundo que pasaba sentía mis mejillas más, y más rojas. Quería que la tierra me tragase.

—Tengo once años pero no soy tonto —nos echó una mirada a los dos y se rió—. Parecéis novios de verdad.

—Más te vale de que vuelvas a jugar con tus amigos antes de que te castigue —le advertí, y sin decir nada, fue corriendo hacia ellos— Lo siento mucho... ya sabes cómo son los niños, siempre diciendo tonterías.

—No me equivocaba, tu hermano aparte de ser más guapo que tú, es muchísimo más gracioso Stone, ¿Dónde se quedó tu encanto?

GREENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora