Veintidós.

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Estaba totalmente sorprendida ante la llamada de Mike y al parecer Damon también. Él tenía los ojos muy abiertos y se notaba que los celos navegaban en ellos. Los dos nos quedamos muy quietos y sin decir nada durante minutos enteros. No nos movíamos, no hablábamos y ni tan siquiera respirábamos. Esa noticia completamente nos había arruinado el momento. El mejor momento que había tenido con él. La oportunidad de disfrutar de aquel cuerpo escultural desaprovechada.

Cuando por fin el silencio acabó, Damon empezó a hablar.

— Alex, olvi...

Otra llamada entrante de mi teléfono. Me quedé observando a Damon, inmóvil, ya que todavía seguía sentada en él. Me miró y me hizo el típico gesto de "todo va a ir bien", lo que él no sabía es que no iba a ser así.

Miré el teléfono:

"Llamada entrante de... Mandy <3 "

Esta llamada si que me sacó completamente de mis casillas. Amanda nunca me llama a no ser que hubiese pasado algo urgente. Esta era una de sus urgencias. El corazón me latía a cien por hora y mi respiración ya estaba entrecortada. Notaba de nuevo la ansiedad asomando.

Entonces el pánico se apoderó de mi cuerpo y mente. Las manos me temblaban pero conseguí contestar la llamada después de varios intentos.

— Amanda, ¿qué ocurre?

— Hola señorita Meyer, no soy su amiga pero la tengo al lado aunque no se puede poner. El chantaje salió mal, pero me voy a ocupar yo especialmente de que el siguiente plan no salga desastroso, como el anterior.—Tras el teléfono se encontraba un hombre con una voz especialmente temible. Él hizo una pausa y se escuchó un grito de dolor proveniente de Amanda— Esta vez, nos la vais a pagar bien caro. No es nada personal, tranquila.

— ¡No, por favor!— grité, pero ya era demasiado tarde. Colgó.

Damon escuchó todo porque nos encontrábamos muy cerca el uno del otro y el volumen de la llamada de por si estaba bastante alto. Intentó tranquilizarme mientras se abrochaba los botones que le quedaban a su camisa.

— Damon, ella y yo configuramos nuestros iPhones para saber la ubicación en caso de pérdida. Podemos mirar de donde proviene la llamada.— él aceptó y miramos la localización del teléfono móvil en ese momento con ayuda de su ordenador. Estaban en su casa o eso nos estaba indicando aquella señal.

Corrimos hacia el coche y entramos en él rápidamente. A continuación, Damon dio vida a su precioso Camaro rojo. Durante el trayecto mi cuerpo se sentía pesado incluso me dio la sensación de que me iba a desmayar de un momento pero mi corazón latía tan rápido que se encargaría de que eso no pasara. Mientras tanto rezaba para que Amanda estuviese allí, en su casa y a salvo.

En apenas cinco minutos más tarde nos encontrábamos en la puerta de su casa. Salimos del coche corriendo y nos colocamos en la entrada principal esperando ver lo que había tras la puerta por los cristales que tenía a sendos lados ésta.

— Entro yo primero. Voy a tirar la puerta, quédate detrás mía en todo moment, cielo.— Asentí mientras me daba instrucciones. Parecía como si lo hubiera hecho millones de veces.

Su tono de voz siempre me tranquilizaba y esta vez no era una excepción. Se mostraba algo agitado pero seguía sereno. Su semblante era serio. Se encontraba apretando su mandíbula bastante fuerte. Era un tick que solía tener. Su aspecto era letal y eso despertaba en mi interior algo salvaje.

A continuación se escuchó un gran estruendo formado por la puerta que se encontraba en él suelo gracias a la ayuda de Damon. Vi como se quejaba ya que se había hecho daño pero seguimos hacia delante escudriñando cada rincón del vestíbulo.

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