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Tomé un sorbo del café que me había comprado de camino a la agencia. Ese líquido amargo recorrió mi boca hasta caer por mi garganta llenándome de calor en aquel frío día. 

Me encontraba sentada en las escaleras de la entrada de la agencia mientras esperaba que llegara la hora de entrar. Por culpa de Young Mi llegué media hora antes ya que ella había creído que llegaba tarde y en todo lo que habíamos llevado de mañana ella no se había dado cuenta de que tenía su despertador adelantado. No me dejó quejarme y me obligó a arreglarme y a salir corriendo de casa. No me dio tiempo a coger comida para el almuerzo lo cual significaba que tendría que comprar en alguna tienda, y, sinceramente, solo pensarlo me daba una pereza enorme. Suspiré. Aún faltaban veinte minutos que esperaba que pasaran rápido.

En los veintes minutos restantes había permanecido en mi mundo, mirando un punto fijo en el suelo mientras de vez en cuando le daba sorbos al café y solo salí de mi sueño cuando alguien me llamó. 

—¡Oh! Hola noona.

Alcé mi cabeza para ver de quién se trataba. Eran V, Jimin y Jungkook, estaban parados enfrente mio y esperando una reacción por mi parte. Quien me había llamado fue V.

—Hola. 

Bostecé y no me había dado cuenta de que lo había hecho, por ende, no me tapé la boca. Ellos se rieron de mí y en mi cara. V me dijo que era adorable después de aquel gesto que mostraba claramente mi falta sueño, Jungkook se metió directamente conmigo preguntándome dónde estaban mis modales y Jimin solo se rió.

—¡Yaaa! Un poco de respeto—me quejé.

Ellos fingieron ofenderse y se disculparon salvo Jungkook que seguía tan irrespetuoso como la primera vez que hablé con él, aunque en realidad no me molestaba. Cuando volví a tomar un sorbo del café escuché a Jin que venía con Rap Monster, Suga y J-Hope. Al parecer los más jóvenes iban por un lado mientras que los más mayores por otro.

—Hola.~ Hoy has llegado temprano.

Asentí y les saludé. Después ellos fueron entrando hasta que Jimin quedó como último. Estuvo unos minutos enfrente mío, parecía querer decirme algo. La mirada que había vuelto a bajar, para seguir concentrándome en el punto de antes, la hice subir al ver que él no se movía.

—¿Ocurre algo?—le pregunté.

Él negó con la cabeza.

—¿No vas a entrar? 

Saqué el móvil del bolsillo de mi chaquetón y miré la hora, después lo volví a guardar.

—Todavía me quedan cinco minutos.

Se quedó mudo durante unos segundos y cuando habló fue cuando se sentó a mi lado. Se notaba nervioso y era obvio que había algo que quería decir, aunque siempre que abriera la boca no le salieran las palabras correctas; el tic en su pierna lo delataba.

—Ya veo. En ese caso te haré compañía.

Jimin quería mostrarse inexpresivo y aunque lo intentara y creyera que así era como se veía, en realidad, se mostraba serio.

—¿Y eso? 

—Para serte honesto, no tengo muchas ganas de entrar—me confesó. 

—¿Por qué?

Frunció su ceño de manera breve antes de responder.

—Bueno, no me encuentro en mi mejor punto como para estrenar un álbum. Aunque agradezco que hoy solo sea práctica.

¿Así que me iba a decir por fin lo que quería contarme? Permanecí en silencio para no estropear lo que, tal vez, podía ser el valor que había sacado para hablar. Pero aunque me callara él no dijo nada más que aquello. Ninguno de los dos habló lo que quedó de tiempo. Yo me terminé el café y me levanté a botar el vaso en una papelera que se encontraba cerca, bajando las escaleras. Cuando sonó la alarma de mi móvil fue cuando entramos.

Cicatrices - BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora