019

1.7K 152 16
                                    

Parpadeé levemente antes de abrir los ojos por completo. Lo primero que vi fueron las sábanas y el oso de peluche que estaba entre mis brazos, después me fijé en la mancha de saliva que había en la almohada. Levanté medio cuerpo para emborbarme debido al sueño, y así estuve cinco minutos hasta que me rugió el estómago. 

Cuando mis pies tocaron el suelo de madera me sentí extraña y débil, pero sobre todo perezosa a hacer cualquier cosa que requiera movimiento. Cuando me levanté pensé que iba a caer, en cambio, solo me mareé un poco.

Fui al baño donde me aseé y hice mis necesidades, luego regresé a por el móvil donde había otra notificación enviada por el desconocido. Esta vez decía que todos en el trabajo estaban preocupados por el hecho de que estaba faltando una semana entera, y que Hye se estaba quejando por tener que hacer mi parte. Al igual que el anterior mensaje, lo ignoré. No tenía ganas de responder y la curiosidad de saber quién me estaba escribiendo era nula.

Bajé descalza a la cocina y cogí de lo poco que quedaba de croasanes mientras me preparaba un café con leche. Me límite a comer mientras no pensaba en nada y esperaba que se me preparase el café. Cuando se hubo terminado de hacer, me lo serví en una taza y empecé a beber de ella con tranquilidad.

El líquido que pasó por mi garganta recorrió un caminó que eliminó el poco frío que se había colado por mi cuerpo. Me sentí en paz, tranquila y sobre todo en un silencio reconfortante, de aquellos que lo único que pueden llegar a hacer es que pienses. Pero siempre y cuando una no le dé demasiadas vueltas, cosa que me acaba pasando. Entonces, me vuelvo a retorcer en mi miseria, negada a abandonarla porque he pasado demasiado tiempo con ella que alejarla me haría sentir menos yo de lo que ya de por sí me siento la mayor parte del tiempo. Y, al final, una llega a tenerle miedo a eso también, porque es algo que ya forma parte de ti y el no tenerlo te haría sentir menos normal. Es como cuando dejas de estar triste y por cortos momentos notas los primeros flashes de una supuesta felicidad, ahí es cuando una se pierde y se desconcierta a tal punto que lo único que experimentas es el vacío. Al final el último pensamiento que una tiene es que todo debe de ser una mentira, tiene que serlo no solo fingir que lo es.

En el momento tu pataleas, rompes cosas, gritas, lloras, explotas. Lo intentas todo con tal de que esa opresión en el pecho deje de apuñalarte, deje de quitarte tu existencia para que por fin puedas respirar, para que deje de obligarte a llorar. Pero en el instante en el que piensas que eso es imposible, es verdad, es imposible, porque nada que hagas por tu cuenta te hará sentir bien. Y, entonces, es cuando llegamos al final de este retorcido sacrificio preguntándonos por qué. Pero hay algo en lo que no caes en cuenta a la hora de formularte la pregunta, y es que tienes una respuesta incluso antes de poder parpadear los ojos.

Porque no te quieres.

Pero tampoco quiero hacerlo, es decir, mírame, mírate, somos horribles. Tenemos defectos por todas partes, no somos perfectas, ¿por qué debemos hacerlo? Me he pasado la vida viendo a gente con una sonrisa en su cara que parecen saltar en cualquier momento, lo normal es que yo quiera ser como ellos, que intente serlo y lo único que obtengo son unos mofletes dolidos y agua cayendo por mis ojos. No tiene sentido. Se han inventado algo que no es posible alcanzar, te ilusionan con ello y te rompen en mil. El amor no existe, la felicidad no existe, ahora lo que manda es el odio y la depresión. Actualízate, Sun Hee.

Quiero amarte.

Yo no. Apestas.

Quiero ser libre.

Pero tienes una roca sujeta a tus pies, ¿cómo lo harás?

Lo romperé.

¿Con qué?

Con tu ayuda.

Qué graciosa. ¿Por qué debo de ayudar a la persona que más odio en el mundo?

Porque soy tu.

Y ahí es cuando la realidad se descarga sobre mí como un rayo caído del cielo, por segunda vez. Ahora a uno ya no le basta con romper y gritar, ahora uno tiene que hacerse daño y para conseguirlo coges un trozo de cerámica rota que en su momento perteneció a una taza que había llevado café en su interior, lo clavas en tu muñeca y tiras. Te has hecho un corte, felicidades, acabas de llegar al siguiente nivel así que vuelves a hacerlo. Una y otra vez. Una y otra vez. Una y otra vez. Una y... Young me detiene. 

Ha venido corriendo desde su habitación, al parecer la desperté y me di cuenta de ello cuando la abracé. No quería ver mi sangre, así que me oculté en ella como siempre lo hacía. No podía decir nada, ni darle una explicación, por lo cual, permití que me rodeara con sus brazos y me arropara en ellos. Después, je, bueno, me desmayé.

Me prometo a mí misma que no estoy demente siempre que pasa esto, pero es que a veces es preferible el dolor físico al mental, por mucho que no soportes el dolor. Es una vía de escape, cuando estoy sola conmigo y mi mente, autolesionarme es algo a lo cual me aferro fervientemente hasta que deje de necesitarlo. Y, por mucho que algunos no entiendan, es algo que al final se acaba volviendo una necesidad.

___

—¡Sabes que las cosas no funcionan así!—Young está enfadada y por eso alza la voz sin darse cuenta.—¡No porque te encuentres mal tienes que recorrer a cortarte, Sun Hee! ¡Hacerte daño a ti misma no es la solución y mañana trabajas, por dios!

Ella estaba paseándose de un lugar a otro en mi habitación, dejó de hablar justo en el momento que se llevó la mano a sus ojos para limpiarse las lágrimas provocadas por su histeria, mientras que la otra mano estaba posada sobre su barriga. Pero, cuando se calló, se creó un silencio incómodo que solo se rompía por sus pisadas.

Después de tomar una respiración profunda, se calmó y volvió a hablar.

—Sé que es duro, pero debes de aguantar; las cosas no se arreglan rindiéndote.—Se sentó a mi lado y me cogió de las manos.— Mira, hay dos opciones Sun Hee.—Yo temía por lo que fuera a salir de su boca.—O vuelas y te alzas, o le prendes fuego a las ruinas.

___

Hola.~

Siento mucho el haber tardado tanto por publicar el capítulo, pero teniendo en cuenta que la semana pasada subí dos, creo que es entendible que fuera a tardar más con este. También he hecho este capítulo más corto, ya que, sinceramente, no sabía cómo terminarlo y pienso que si le añadía más cosas la acabaría cagando. Así que aquí lo tenéis, aunque he de admitir que me puse sensible durante todo el proceso que tardé en escribirlo, y eso no significa que me sienta igual que Sun Hee porque lo único que siento es empatía por ella y por lo que está pasando. Y yo espero que vosotras podáis sentir lo mismo por ella.

Atte: NeraLala.

Cicatrices - BTSWhere stories live. Discover now