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Jimin empezó una dieta nueva y eso ha empezado a hacer estragos en su cuerpo, esa es la razón de su desmayo o al menos eso fue lo que dijo después de despertarse. Obviamente yo estaba enfadada, pero no solo con él sino principalmente con un maldito trozo de cristal que no era más que eso.

—¡¿Se puede saber qué demonios pasa por tu cabeza?!—le grité y esto tomó por sorpresa a todos. No podía simplemente callarme y fingir que no pasó nada cuando sí había pasado algo, el problema no desaparecería por mucho que se ignorara.— ¡¿Acaso eres nutricionista por casualidad?!—Él negó con la cabeza.— ¡¿Le pediste siquiera consejo a alguno o visitaste a alguno?!—Jimin murmuró un no, yo calmé mi tono de voz.— Se nota de lejos que no lo has hecho, porque si hubieses ido a ver alguno te hubiera mandado directo a casa o posiblemente te recomendase a un médico.

No fue hasta que noté todos sus ojos en mí que me dí cuenta que me había pasado, pero no me importaba. Me daba igual si estaba siendo mala con él, si solo estaba cabreada y lo pagaba con Jimin, yo solo quería demostrarle la enferma mentalidad coreana; quería que se arrepintiese por haber escogido aunque él era libre de hacerlo incluso si se mataba.

—¿Q-qué quieres mencionar con eso?—susurró Jimin.

Pasé la mano por el pelo en señal de frustración. Este tipo, ¿de verdad quería que lo dijese en voz alta? ¿Realmente deseaba arruinarse tanto?

—Tu sabes perfectamente en lo que estoy pensando—dije.

Y Jimin no volvió a abrir la boca, pero habían unos pocos que si habían pillado lo que di a entender. Suspiré y me acuclillé. Mis ojos estaban fijos en él.

—Tú decides—le susurré.

Él sabía perfectamente a qué me refería, pues me había entendido. Jimin se había dado a sí mismo dos opciones y el tenía que elegir: comer o no hacerlo. Y, a decir verdad no era algo que me sorprendiera mucho su recaída, después de todo su primera impresión en mí me dejó claro que era una persona sin miedo a correr riesgos de este tipo, el espejo solo dio un empujón que le llevó a tener un trastorno alimenticio.

Se os da la oportunidad de dudar de mis palabras debido a que yo no sé de dietas o sobre los trastornos alimenticios, pero no es necesario ser tonto para darse cuenta de que Jimin podría estar empezando a tener uno.

Me incorporé y me dirigí hacia donde estaba mi bolso, sobre la silla.

—¿Te das cuenta de la gravedad de tus palabras?—habló Namjoon. Asentí.— ¿Y aún sabiéndolo planeas dejar las cosas así?

La mayoría estaban confundidos y no los culpaba por ello. Todo fue muy repentino. 

Me colgué el bolso en el hombro. No quería seguir estando en la habitación, los espejos me provocaban y Jimin también lo estaba haciendo, quería prevenir cualquier estupidez por mi parte.

—Namjoon, ambos sabemos de sobra que incluso un tipo como tú debió de darse cuenta de esto antes.

—Eres demasiado inteligente—añadió él—, tu podrías hacer algo al respecto.

Una risa nerviosa salió de entre mis labios; ya tenía yo bastante con mis problemas como para que viniera alguien a hacerme responsable de los suyos...

—¡Jimin!—llamé y pegó un brinco—. Tu eres el único que puede hacer algo al respecto, ¿me has oído? Así que hazte un favor y no seas un gilipollas.

Tras esto último salí camino al aparcamiento.

Al principio dije que venía en busca de paz, para rodearme con su ausencia e ignorarme, pero o yo la había cagado o algo se torció en el salón de prácticas mientras estuve dentro.

Cicatrices - BTSWhere stories live. Discover now