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Estaba sola, en la habitación y con todas las luces encendidas. Me hallaba en una esquina de mi cama, abrazada a mis piernas y mirando en todas las direcciones. Con miedo.

Hye se había ido hace cinco minutos a la habitación de Yoongi para despertarlo. Y yo sentía ansiedad porque tenía la sensación de ser un estorbo. Además, el hecho de hallarme sola en un dormitorio bañado en un completo silencio no ayudaba para nada. Por suerte, solo pasaron cinco minutos más hasta la llegada de Suga y Hye.

Al principio, cuando escuché la puerta abriéndose, había una mezcla de sentimientos y emociones que no lograba comprender cómo era posible que los estuviera sintiendo a la vez. Cuando los vi aparecer por el umbral sentí un enorme alivio.

Primero vi la figura de Hye con un semblante lleno de preocupación, después contemplé a un Yoongi recién despertado y mirándome a los ojos. Su rostro estaba lleno de indiferencia; no lograba comprender qué pasaba por su mente, y mis delirios mentales empeoraban mi concentración.

—Hola Sun Hee—dijo con su rasposa voz.

De nuevo, una presión en el pecho. Yo permanecí en silencio, alerta, mirándoles.

—Hye me ha contado que has tenido una pesadilla—añadió lentamente—. ¿Cómo te encuentras?

—Bien—respondí con rapidez.

—Te veo demasiado en guardia como para decir que estás bien—murmuró.

—Solo necesito tranquilizarme—traté de decir, restándole importancia. 

Suga encendió la pantalla de su móvil para observar la hora.

—Son las cinco de la mañana.—Se rascó la cabeza.—¿Te apetece salir a por un poco de aire fresco?

No dije nada, simplemente actué. Me levanté intentado disimular mi temblor lo mejor que podía, cogí una chaqueta de la maleta y me la puse. Después nos dirigimos a la salida. Mientras me colocaba unos tenis escuché a Yoongi dirigirse a Hye.

—Descansa un poco. No tardaremos.

A continuación él me llevó hasta el jardín del hotel.

___ 

Al principio ninguno habló. Él observaba de pie el jardín en la oscuridad de la noche; yo me senté en el césped con la intención de ver el cielo estrellado. Tenía que admitir que un principio esto resultó bastante cómodo, hasta que Yoongi decidió romper el silencio.

Yo no quería que platicaramos. Ninguno de los dos, pues sabía que eso me llevaría a contar sobre la pesadilla. Y a mi me bastaba con su presencia.

—¿Cómo te encuentras? 

Fue exactamente la misma pregunta que me hizo en la habitación. Yo le contesté con la misma respuesta.

—Bien. 

—¿Lo suficiente como para poder hablar? 

Silencio. Escuché su suspiro.

—¿Sabes? No te voy a obligar, pero que sepas que me has despertado tú. ¿Para qué me has llamado?

Me encogí de hombros.

—Me siento más tranquila contigo.

—¿Y qué pasa con Hye?—quiso saber.

—Ella no sabe nada—aclaré.

Cicatrices - BTSOù les histoires vivent. Découvrez maintenant