Capítulo 39

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No estaba segura si mamá realmente se había tragado el cuento de que una compañera de trabajo por poco se convierte en la cena de los leones, aún así no cuestionó la veracidad de nuestra historia y su único comentario acabó siendo que tuviéramos c...

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No estaba segura si mamá realmente se había tragado el cuento de que una compañera de trabajo por poco se convierte en la cena de los leones, aún así no cuestionó la veracidad de nuestra historia y su único comentario acabó siendo que tuviéramos cuidado, luego de preguntar por el estado de salud de la chica y si el zoológico se responsabilizaría.

Luego de esto, Peter había pasado a encabezar la lista de incorporaciones valiosas a mi vida, jamás esperé encontrar un aliado tan útil en él.

Sin embargo todavía tenía un problema mayor que resolver. El que el tiempo se me estaba acabando y necesitaba encontrar al fisgón antes que acabara la semana. Me ya había comprobado que preguntarle a Anteros directamente no era opción, así que debía buscar la solución por mí misma.

Cuando Ada se presentó esa mañana en el salón, dando vueltas como si nada hubiera pasado, supuse que en realidad sabía más de lo que realmente quería admitir.

—¿Viste algo más la noche en que nos espiabas? —pregunté, acercándome a ella.

—¿Y cómo querías que lo hiciera? ¡Volaban flechas sobre mi cabeza!

—¿Y todos estos días? Has estado investigando, algo debes haber descubierto.

—Pues claro, ya sé que fuiste tu quien arruinó mi campaña. —Mi rostro se desfiguró ante la acusación—. No creas que no me di cuenta, te lo cobraré algún día.

No quería que pensara que podía ganar. Ella quizás había descubierto un montón de cosas, pero yo ya llevaba meses dentro de este juego y hasta estaba saliendo con uno de ellos, le sacaba suficiente ventaja como para merecer su respeto.

—Bien, solo dime qué más sabes y estaremos más cerca de descubrir qué te hicieron.

—¡¿Qué más quieres que sepa, Elizabeth?! —exclamó.

Con este carácter nadie iba a querer ayudarla.

Iba a decir algo más cuando Apolo hizo su aparición en el aula.

—No olviden que dentro de dos semanas deberán entregar su informe sobre el dios que les asigné —anunció, por algún motivo, me miró al hablar. Perfecto, me otra preocupación más. ¿Cómo iba a conseguir una entrevista de la diva del Olimpo? Era más fácil conseguir una cita con Madonna—. Elizabeth tengo en mi oficina los documentos con la ayuda que me pediste, te espero después de clase.

¿Así o más discreto?

Aunque una parte de mí era consciente de que podía ser una trampa, la otra sabía que no estaba en condiciones de despreciar cualquier ayuda, y aún menos si venía de forma tan desinteresada.

Me presenté tan pronto la clase terminó, por supuesto Apolo ya había llegado. Él no tenía que subir escaleras para llegar.

—Ojalá Zeus hubiera sabido que darte cerebro era una pérdida de tiempo —dijo tan pronto llegué.

Cupido Otra Vez [#2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora