Capítulo 55

22.9K 2K 325
                                    

Comenzaba a pensar que el hecho de que Apolo hubiese fijado como fecha de entrega de su famoso trabajo, justo un día antes de la gran reunión con Atenea, formaba parte de un plan maquiavelico que sólo tenía por fin perjudicarme y hacerme perder ti...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Comenzaba a pensar que el hecho de que Apolo hubiese fijado como fecha de entrega de su famoso trabajo, justo un día antes de la gran reunión con Atenea, formaba parte de un plan maquiavelico que sólo tenía por fin perjudicarme y hacerme perder tiempo valioso.

Pero ya estaba y no había nada que pudiera hacer en contra de eso, salvo trabajar.

Contesté todas las preguntas del malicioso Apolo con la ayuda de Eros y descubrí que habían varias que no podían ser respondidas sin al menos un encuentro con el correspondiente dios.  ¿Cómo esperaba que supiera su comida preferida? ¿O la canción que más la marcó en todos sus tiempos?

Fruncí el ceño mientras leía la última línea.

—¿Qué profesión y oficio te falta por desarrollar? Considera trabajos que existen y han existido —inquirí.

—Afrodita generalmente elige ocupaciones con harto glamour, artista de cine, cantante, modelo, bailarina, diseñadora de modas, aunque a veces le gusta sentir el poder, y se combierte en una famosa empresaria, primera dama o algo por el estilo.

Apenas me pude creer que lo estaba oyendo.

—¿Y cómo no la han descubierto? Es decir, los medios deben notar que una cantante se parece mucho a una actriz.  Las teorías conspirativas abundan en Internet.

—Bueno, no diré que no existan, pero si no las tomas en cuenta no pasa nada.  Es cierto que antes era más fácil, en un mundo menos globalizado, pero Afrodita siempre ha podido alterar su imagen. Y en todo caso, los humanos pierden pronto el interés cuando desvías su atención a mejores polémicas. 

—¿A qué te refieres con eso? —pregunté con desconfianza.

—Ya sabes, líos amorosos, estamos hablando de Afrodita.  Enamora a uno, se mete con otro, arma un triángulo, esparce chismes, juega con la sexualidad de la gente y al final a nadie le importa quién se parezca a quién, sino quién se acuesta con quien.

—De tal madre, tal hijo, supongo —suspiré.

Eros puso esa típica sonrisa traviesa suya, que básicamente daba a entender que no se arrepentía de nada y seguiría divirtiéndose.

Eché un vistazo rápido a mi informe, revisando que todo estuviese en correcto orden.

—¿Cómo lo hará el resto? —inquirí curiosa.

—¿Por qué?

—No sé, veo difícil que algún libro diga el amor platónico mortal de Afrodita.  Quizás qué piensen mis compañeros al leer eso.

—Por eso son preguntas distintas —explicó Eros.

Todos mis sentidos se activaron, preparados para detectar el nuevo engaño de los dioses.

—¿Y tú cómo sabes eso? —interrogué con sospecha.

—Me enteré por ahí —contestó con un deje de malicia, consciente de que quería respuestas pero dispuesto a hacerme indagar por ellas.

Cupido Otra Vez [#2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora